Hace muchos años, tantos que no recuerdo por que tiempo fué, pero yo jovencita era, en ese hogar vivían un matrimonio, con su hija próxima a cumplir sus XV años, un hijo de 3 años, y una hermana de la esposa, la cual iba a estudios profesionales, no recuerdo que era lo que estudiaba, lo que si no olvido, es que ella tendría en ese tiempo unos 20 años mas o menos.
Eran días agitados por los preparativos para la fecha especial, los ensayos del vals, elaborar la lista de invitados, ya saben, un ajetreo bullicioso.
Aquí diremos que “Emma”, (por no decir su nombre verdadero), no descansaba y su hermana, ¿como la nombraremos? Diremos “Jacinta” (por aquello de las demandas por difamación de honor), le propuso alojar en su casa a una amiga de la Facultad, que de un poblado del interior del país había llegado.
Ayudaría en el quehacer del hogar por cama y comida, claro que solo en sus ratos libres.
Emma acepto gustosa, haría una obra altruista, y si en algo ayudaba la joven, que mejor.
Habitaciones, la casa tenia de sobra.
La quinceañera, miro primero con recelo a la huésped, pero días después, ella, su tía Jacinta y Tita, que así se hacia llamar, eran grandes compañeras de compras y amigas.Emma atendiendo al esposo, cuidando al Benjamin de la casa, veía con agrado como en la casa retumbaban las risas y carcajadas de las jovencitas.
(continuará el día de mañana)
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