Como áquella, de una comunidad muy humilde, retirada de toda civilización, situada detrás de una lomita, que estaba situada detrás de otra loma, que ni las frecuencias de radio llegaban a esta zona.
Y el agua, a veces, la tomaban de los charcos que se hacían por las escasas lluvias, que solo ponían un pañuelo en el suelo, para que fuera como un filtro a los insectos, que hubiera en esa agua estancada.
Tan a ras del suelo, estaban esos charcos, que ni un pocillito cabía ahí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por visitar el blog