Llegaba de sus largas desapariciones, haciendo mucha alharaca.
En la madrugada, golpeando con un palo, puertas y ventanas.
En un movimiento envolvente, como diciendo piedras, maderas, laminas, y todo cuanto existe en este lugar, noten que yo ya llegué, que he regresado.
Nos levantábamos sobresaltadas, y con gusto a la vez.
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