SEÑOR JAVIER CARDENAS RODRIGUEZ ( JAUER)
Vive actualmente en Tamazunchale, y narra para este libro lo siguiente:
De primero, existían escasas lanchas con motor para realizar las actividades de pesca en la laguna; a una lancha de motor, se le amarraban varias lanchas de las de remos, una tras otra, como en hilera, y así de ese modo, eran remolcadas por la laguna, donde se dejaban diseminadas aquí y allá, por un espacio de tiempo, mientras sus tripulantes pescaban y luego, pasaba la lancha de motor, donde de nuevo, se amarraban una lancha tras otra, y ahora eran remolcadas, rumbo a la orilla de la laguna.
Que cuando el era un niño, en compañía de su hermanita, vendía lonches en los merenderos de mariscos de Pueblo Viejo. Un asistente de Cuauhtemoc Cárdenas, se llamaba Meneos y era originario de Pueblo Viejo. Recuerda de la primaria, a los maestros Flor, Rosa Eva, Froylan, Aparicio. De mi tío Ángel, comenta que le gustaba ir a la laguna a pescar jaibas, hasta que una le prendió con sus tenazas un dedo de una mano, y ya a mi tío Ángel, se le quito el gusto de pescar jaibas en la laguna de Pueblo Viejo. También recuerda que el director de la primaria, los castigaba a los alumnos, encerrándolos con llave en los salones, y también ordenaba que a los zaguanes, se les pusieran cadenas y candados, y los chiquillos, se daban sus habilidades, y se escapaban de los salones, saltando por los ventanales, y se distraían haciéndole preguntas a mi tío Ángel, le preguntaban como se decían algunas palabras en ingles, y vacilaban preguntándole como se decían ciertas groserías en aquel idioma, y cuando ya fastidiaban a m i tío Ángel, empezaba mi tío con sus historias de marcianos, platillos voladores, y así sabían los muchachos que mi tío ya no quería platicar. Si lo enfadaban, empezaba a darles de cocotes, y entonces ellos lo molestaban más, para que los correteara. Cuando ya lo veían muy enojado, se asustaban, y recordaban que estaban encerrados en la enorme escuela, y que no podrían salir. Entonces empezaban a buscar a mi abuelita Luz, para que les abriera el zaguán.
Nos dice el nombre de pobladores de Pueblo Viejo que vivían o viven en la calle de las Macetas: Herlinda, Margarita (calle de la Pasadita), Chino Abad, Simplicio Ramírez, Doña Paula Ponce, la familia de don Pablo Ferro, don Enrique Artolozaga, don Pedro Pulido, Simo V. Rodríguez, Hermelinda Arteaga ( tenia un palenque de gallos ), Santiago García Maya, (tenia vacas en su predio) ,Carolina Artolozaga (vivía por el “Ven Acá”, de frente de donde hoy hay un lavadero de autos), Julián González( tenia un potrero, con vacas) y era padrino de bautizo de Clotilde Pérez Orozco ( Cota), José Ramírez ( El Pajarito), vendió solares donde esta la calle Carranza y entre Magnolia, vendió hasta la punta, por donde vive Felicitas, y don Pablo Ponce; Santiago García ( papá de las García Maya), Pedro Pulido, Aurora Ortega de Bayly (mamá del maestro Danilo Bayly Ortega).
Simón Delgado, vivía frente al monumento, donde hoy es farmacia; David Vizuet, dueño del terreno que esta al lado de la farmacia de Simón Delgado. Arturo Cobos y Justina Guerrero, vivían a la entrada del pueblo.
En la calle Abasolo viven Josefina Miriam y su hermana Chabela, conocidas como “las millones”.
Continua narrando el señor Javier Cárdenas Rodríguez ( Javer), que el escuchó narrar que don Cosme Cobos, peleo en la revolución, y que salía a las calles de Pueblo Viejo, con su uniforme de revolucionario, orgulloso de quien era. Su descendencia fue como de 20 hijos.
Don Cosme Cobos, era dueño del centro nocturno “Los Mangos”, y ese local era muy concurrido por petroleros de Mata Redonda
El hermano del señor Pablo Ferro, era don Celestino Ferro, de ascendencia italiana, fue presidente municipal del pueblo, por los años 49 o 50; gerente de la cooperativa de pescadores, cuando la guerra, en los años 40 o 42.
El señor Javier Cárdenas Rodríguez (Javer), comenta que cuando jovencito, una noche que venia del Paso del Humo, por la calle del antiguo camino a ese paso, por el camino de las Macetas; tenia altos matorrales ese camino, y lo asustaron. Se le apareció un hombre sumamente alto, altote; que tenía ojos rojos, y fumaba un largo cigarro.
Continuamos con las remembranzas del señor Javier Cárdenas Rodríguez, el cual narra que los que trabajaban en el café “El Gallito”, los chinitos, de la noche, para amanecer una mañana, desaparecieron. Que fueron las autoridades para levantar acta de los sucesos, y al indagar en unos botes, donde se suponía que había harina o azúcar, encontraron que estaban llenos de monedas de plata, y de centavitos de plata. Se hizo la leyenda, de que los chinitos encontraron un tesoro de monedas de oro al fondo del solar de ese negocio, por eso no les intereso llevarse las monedas de plata que tenían escondidas en grandes recipientes.
¿Que paso en realidad? Si alguien lo sabe, que nos lo diga, para luego añadirlo a este libro.
Otra leyenda, es el de una familia, que llego de fuera, se metió a vivir al viejo cuartel, como de prestado, un por mientras; y se encontraron unas petacas llenas de monedas de oro, y entonces compraron grandes extensiones de terrenos.
También se cuenta, que en una casa del pueblo, mas específicamente en su pozo que esta en el patio, se oye cuando se acercan al brocal del pozo, como que rezan.
En una ocasión, vieron lumbre que salía de ese pozo. Que un día, se metieron a limpiarlo, y se encontraron una moneda de oro, para mayor exactitud, un centenario. Uno de los primeros dueños de esa propiedad, se metía a limpiar ese pozo, y creen que ahí escondió mucho dinero. Le agradecemos mi esposo y yo, al señor Javier Cárdenas Rodríguez su amable narración, y comprobamos una vez más, que Pueblo Viejo, tiene muchas vivencias, remembranzas, historias, leyendas, anécdotas.
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