Visitantes y amigos de este blog

jueves, 3 de septiembre de 2009

Señor Javier Cardenas Rodriguez ( Jawuer ) ( 1 )

SEÑOR JAVIER CARDENAS RODRIGUEZ ( JAWUER)
Vive actualmente en Tamazunchale, y narra para este libro lo siguiente:
De primero, existían escasas lanchas con motor para realizar las actividades de pesca en la laguna; a una lancha de motor, se le amarraban varias lanchas de las de remos, una tras otra, como en hilera, y así de ese modo, eran remolcadas por la laguna, donde se dejaban diseminadas aquí y allá, por un espacio de tiempo, mientras sus tripulantes pescaban y luego, pasaba la lancha de motor, donde de nuevo, se amarraban una lancha tras otra, y ahora eran remolcadas, rumbo a la orilla de la laguna.

Que cuando el era un niño, en compañía de su hermanita, vendía lonches en los merenderos de mariscos de Pueblo Viejo. Un asistente de Cuauhtemoc Cárdenas, se llamaba Meneos y era originario de Pueblo Viejo. Recuerda de la primaria, a los maestros Flor, Rosa Eva, Froylan, Aparicio. De mi tío Ángel, comenta que le gustaba ir a la laguna a pescar jaibas, hasta que una le prendió con sus tenazas un dedo de una mano, y ya a mi tío Ángel, se le quito el gusto de pescar jaibas en la laguna de Pueblo Viejo. También recuerda que el director de la primaria, los castigaba a los alumnos, encerrándolos con llave en los salones, y también ordenaba que a los zaguanes, se les pusieran cadenas y candados, y los chiquillos, se daban sus habilidades, y se escapaban de los salones, saltando por los ventanales, y se distraían haciéndole preguntas a mi tío Ángel, le preguntaban como se decían algunas palabras en ingles, y vacilaban preguntándole como se decían ciertas groserías en aquel idioma, y cuando ya fastidiaban a m i tío Ángel, empezaba mi tío con sus historias de marcianos, platillos voladores, y así sabían los muchachos que mi tío ya no quería platicar. Si lo enfadaban, empezaba a darles de cocotes, y entonces ellos lo molestaban más, para que los correteara. Cuando ya lo veían muy enojado, se asustaban, y recordaban que estaban encerrados en la enorme escuela, y que no podrían salir. Entonces empezaban a buscar a mi abuelita Luz, para que les abriera el zaguán.