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miércoles, 6 de mayo de 2009

Don Alejandro Cervantes de la Rosa


DON ALEJANDRO CERVANTES DE LA ROSA

Nació el 28 de febrero de 1923, originario de Pueblo Viejo.
Su papá, don Rafael Cervantes Fernández, originario de Guanajuato, Gto.
Su mamá, doña María de la Rosa Espinoza, originaria de Saltillo.
Fueron 5 hermanos: Agustina (+), Aurelio (+), Elías, Rafael, Alejandro (quien narra la semblanza), Genaro y Natalia Cervantes de la Rosa (+).

Don Alejandro Cervantes de la Rosa formo un hogar con doña Paula López Contreras, que es originaria de un lugar llamado “De las Pilas”, municipio de Pueblo Viejo, por cierto un lugar muy bonito, de aquí cerquita, ¡y como se daba por ahí de todo!, el maíz, el ajonjolí, todo.

Los hijos del matrimonio Cervantes López son: Lilia, José Luis, Alejandro, Héctor, Raúl, Antonio y Alma Delia Cervantes López.
Don Alejandro Cervantes de la Rosa, continúa narrándonos:

De mi niñez recuerdo la famosa Fuente, había un canalito donde iban muchos pescaditos, y le hicieron paredes de ladrillo, y 3 tubos, donde se iba a bañar uno en las tardes.
Tenía 15 años cuando la Expropiación Petrolera, en esa época, ¡fíjense! Se los voy a platicar.

Yo estaba estudiando para maestro en una Escuela Normal en Ozuluama, Veracruz. Habíamos 110 alumnos.
Se llamaba Regional Campesina Normal para Maestros.
De ahí salió el que fue líder de los maestros, Jonguitud Barrios, y Ramos Meza que estuvo en el escuadrón 201; esa fue la camada mía, de cuando yo estuve estudiando, en 1er año para maestro, porque eran 2 años de estudio, después de la secundaria.
Se fueron muchos para Chapingo, salieron muchos para ingenieros, y otros a la Normal de Maestros a terminar allá en México.
Yo tengo la preparación para maestro, pero no, no me gustó.
Los maestros nos decían lo que estaba sucediendo en el país, hasta que el Presidente de la República dictó la Expropiación Petrolera. Por eso tengo muy presente la situación de lo petrolero.
Y cosa curiosa, que yo no regrese a ese colegio; porque se sublevó el general Saturnino Zedillo, que era compadre del Presidente de la República, se rebeló contra el, y de acuerdo con los adinerados, de las compañías petroleras, se rebeló ahí, en la Hacienda “De las Palomas”, ahí en San Luis Potosí, y quemó una escuela, como la de nosotros, donde estábamos estudiando, y ahí fue que mis papás dijeron, ¡No!, ya no te vas para allá, mejor te vas aquí a Tampico, a estudiar en una Prevocacional, y luego seguirás estudiando otra cosa.

Y no, ya de ahí, me puse a trabajar en una empresa petrolera, y ya dejé el estudio.
La compañía se llamaba “La Transcontinental”, estaba ubicada donde está el Moralillo, enfrente de donde embarcan el cemento, ahí en el Moralillo, enfrente estaba esa empresa muy grande.
También ahí en el Moralillo, estaba la “Mexican Oil”.
Como empleado general ganaba $4.40, pero en el campo se ganaba un peso y 1.50 ¡era muy buen sueldo! Luego me ocuparon para, antes se acostumbraba mucho el que llevaba la lista de los trabajadores, era el checador de tiempo.
Me cayó como anillo al dedo, pues yo con la preparación que tengo, estuvo bien, pues imagínense; y dure en ese trabajo 5 años.
Fue antes de la Expropiación Petrolera, y ya después de la Expropiación Petrolera, volví a trabajar ahí, porque se desmanteló esa empresa.
¡Fíjense lo que fueron las cosas! Todo esto estaba tachonado, como dice la historia de ¡pura compañía! ¡Chihuahua! ¡Aquí, aquí! donde estamos era de la compañía “California Besty Company”, petrolera.
Aquí se llamaba “Las Hornillas”.

La “California” y las Llenaderas de la California, estaban en el Humo; ahí era donde llenaban los tanques de los buques, y este terreno era de un padrino mío que trabajaba como empleado con la compañía, y cuando la Expropiación Petrolera dijo, yo tengo propiedades en Córdoba, Veracruz. Yo me voy para allá, te voy a dejar la parcela. Me las dejó en 500 pesos, ¡14 hectáreas! Pero con lo que trabajaba ahí, junté centavitos.

Aquí era ejido Cuauhtemoc, pero ya desapareció el ejido; son cosas tan curiosas, que yo me acuerdo cuando anduvieron midiendo aquí el ejido, en el 1936, que se dotó al ejido de Pueblo Viejo, como ejido, y tenía yo 13 años de edad.
Andaba midiendo un ingeniero, llamado Altamirano, con sus cascos, que se usaban antes, y su TEODOLITO.
Y me tocó la suerte de terminar el Régimen Ejidal, porque ahorita aquí ya es pura propiedad con la Ley que hizo Carlos Salinas, porque antes todos los ejidos eran del gobierno, y Carlos Salinas lo primero que hizo fue darle la propiedad al ejidatario; primero entra la propiedad ejidal y el ejidatario puede adquirirla como propiedad privada, cumpliendo con ciertos requisitos que marca la Ley, y ya somos propietarios, pero no dejamos de ser para el gobierno productores, ganamos el acceso a los programas del gobierno, porque somos productores para el gobierno. Y Procampo y todo eso.
Que no llegó muy bien, y no ha llegado por la corrupción que hubo, una corrupción muy grande, pero el gobierno ha ayudado mucho al campo; yo tengo una muy buena impresión del gobierno.
La época que yo viví, estaba muy dura y siempre las comodidades y prospera el que estudia, el que se prepara, porque a los que no nos gusta leer ni una revista ni un nada, como que se encierra, y creen que todavía están viviendo por ejemplo, tenemos algunos ejidatarios que creen que estamos todavía con el Código Agrario que fue la Primera Ley, siendo que luego vino el señor Luis Echeverría, y cambió la Ley: entonces ahí los Créditos y el Seguro al Campo, fue una época muy buena, muy bonita.

A mi me llevaron a un Curso de Capacitación, y trabaje en el Banco de Crédito Rural; fui Inspector de Campo, de aquí, del Banco de Pueblo Viejo.
He de haber estado en ese Banco, como en los 70s, y el ejido de nosotros saco 2 equipos y todo el equipo, el tractor y con todas las herramientas, y pagaron todo, todo, bien pagado.
Pero hubo ejidos, de que no pagaron, porque los Comisariados se iban con todo el dinero.
Luego me tocó ser el Dirigente de los ejidatarios de Ozuluama, Tampico Alto y Pueblo Viejo.
¡Si tengo historia, mucha historia!

Trabaje en el Registro Civil, fui Secretario de don Julio Sánchez Garza; vio que yo tenia
muy buena letra, entonces se acostumbraba, las actas anotarlas en un Libro de Actas, y luego hacer otro para mandarlo para Xalapa, y ahí me tenia trabajando, pero luego salía, el a Xalapa, y pues yo me quedaba, porque yo aprendí muy bien, y hay muchas firmas mías donde yo dure mucho trabajando por ahí, eran determinadas horas, porque no era todo el día. Tenía tiempo para hacer otras cosas.

Fui una vez Síndico, y luego presidente del PRI de Pueblo Viejo.
Fui Secretario del Comité Regional Campesino, logré traer el Banco para acá, y logré traer la CONASUPO; y ya después me dediqué mejor a lo mío, porque ganaba uno, por ejemplo ahí en la presidencia ganaba muy poco, pero se aprende mucho; el que quiere, por que el que no, pues no.

Fui Regidor, cuando estaba yo muy joven, del año 55 al 58, fui regidor y era presidente don Ruperto Ruiz Perales, me toco cuando el ciclón del 55, me toco repartir productos, granos, pero claro, pues no era una gran cantidad, lo que es ahora, que es mucha gente…en aquel tiempo se podía controlar a la gente; después yo no seguí.

Me puse a trabajar de camionero, compre un camión y surtía aquí a las escuelas, y me puse a trabajar en la carretera, en los puentes, vendía materiales para construcción, porque después del ciclón, como quedo todo deteriorado, hubo auge de la construcción, y yo nomás, y otro, que se llamaba Simon Bravo, éramos los que teníamos camioncitos y Salome Zúñiga tenia su Pedrera. Así, que imagínense, todo mundo construyo ya de block, porque antes era de pura madera.

Después volví a ser Regidor, con el que fue Síndico, con Hermenegildo Díaz, en el año 67 al año 70.
Ya con la propiedad privada, vendí una hectárea. Mi muchacho me dijo, fíjese papá, que yo tengo una idea, aquí no hay en el pueblo, poner una alberca, un chapoteadero, y el lugar convertirlo en turístico.
Pero yo le dije, yo no conozco de eso, conozco lo de la ganadería, porque era mi ramo y la agricultura.
Tenía razón, porque oigan, vendí por 400 mil pesos una hectárea, eso me dieron en el año 97, porque la propiedad de nosotros, la tuvimos en el 96, porque aquí antes era Ejido de Villa Cuauhtemoc, Veracruz.

Doné 45 por 45 a la Comisión, para que se instalara la Sub-estación Eléctrica, se llama sub-estación Linda Vista # 2 .Hice un convenio con la Comisión, donde yo les cedía esos metros de mi terreno; ellos traían, los ingenieros, un mapa satelital donde se identifica, que mi terreno, es uno de los mas altos de Pueblo Viejo.
Ahora aquí se llama Quinta Palma Real, nos visita mucha gente de Tampico, Madero, Altamira, de varios lugares, mucha, mucha gente.
Tenemos la ventaja de que tenemos asadores, alberca, chapoteadero, comedores techados, regaderas, está en alto la Quina Palma Real. De lunes a sábado, tenemos a renta para eventos especiales, como bodas, quinceañeras, cumpleaños, etc.
También para campamentos o grupos escolares.
Los domingos y días festivos, de 10:00 a 19:00 horas
Aquí es un mirador de la región, porque de aquí se ve El Puente, el Puerto de Tampico, Cd. Madero, la laguna de Pueblo Viejo.
También es posible contemplar el Golfo de México, desde aquí, ¡si!, ¡desde aquí!, podemos ver la playa.
Nos despedimos de don Alejandro Cervantes de la Rosa, agradeciendo su gentileza.
DOÑA CRESCENCIA VARGAS ALMAZAN (doña Chenchita)

Narra amablemente lo siguiente:

Nací en 1923. Soy originaria de Pueblo Viejo, que en ese tiempo era pueblito, pero ahorita esta mas grande.
Recuerdo más los acontecimientos de cuando 7 años de edad. En adelante.
Mi mamá fue doña Gertrudis Almazán, y mi papá don Atenógenes Vargas.
Mi mamá no era de Pueblo Viejo, parece que era de Topila, de algún pueblito de Panuco.

Viví en casa de la maestra Mariquita Castro, porque era mi madrina. Ese hogar se ubicaba por la calle Madero, por la Fuente.
Ahí esta la casa todavía, solo que no es completamente igual a cuando yo viví ahí. Cerca vivía la mamá de la “Negrita Biraghi”.

Ella, Herlinda Biraghi fue mi compañera de la primaria. El Dr. Ramón Cantu Ochoa también fue mi compañero de estudios.
Primero estuve en la escuela Leona Vicario, que estaba donde actualmente esta la Presidencia Municipal.
Luego en la Ignacio Zaragoza, que se encontraba al fondo de donde hoy es la escuela Expropiación Petrolera.
De niña, y hasta la actualidad, siempre he sido amiga de la señora Lazara, de Lazarita, que es una señora de pelo largo, blanca. Que es tía de Silvina Reyes, y que vive por el cementerio.
Lazarita, parece que me dijo que tenía 76 o 77 años de edad, que es más chica que yo.

Cuando la voy a visitar, le da mucho gusto, y dice… ¡Mi amiga de la infancia ¡ ¡ ay que bárbaras ¡ ¡ todavía andamos aquí!
Le pregunto, ¿no vas a chambear?
También conozco a Esperanza Chirinos, y su mamá se llamaba doña Clarita, ella vive por la Fuente, por donde dan vuelta los carros de sitio. Ella, Esperanza Chirinos, es más chica que yo, un poco más chica, de perdido unos 2 o 3 años.

YO CUMPLIRE, ESTO SI DIOS QUIERE, Y ME PERMITE VIDA EL SEÑOR QUE CUMPLA 85 años este 14 de septiembre del 2008.

Yo solo curse hasta el 3 er. año de primaria. No la termine. Me case a los 14 años de edad. Mi esposo se llamaba Vicente Ricardo Reyes. Creo que eran de Ozuluama.
El papá de mi esposo era don Delfino Ricardo, su mamá era doña Eulogia Reyes.
Tuvimos 3 hijos: Alicia, Delfino y Genoveva Ricardo Vargas. Las dos mujeres ya fallecieron y están sepultadas aquí en Pueblo Viejo.

Quede viuda y conocí a don Francisco Vizcarra Segura, y procreamos los siguientes hijos: María Isabel y Gregorio Vizcarra Vargas.

Volví a quedar viuda, y conocí a don Eustorgio Lorenzo González, procreando los siguientes hijos:
Beatriz Lorenzo Vargas y María Antonia Lorenzo Vargas.
Tengo como 10 nietos, y bisnietos pues tengo más de 10, ya hasta tengo un tataranieto, de 3 o 4 años de edad, mas uno que viene en camino.

Otra amiga de mi infancia, es doña Eva González, fuimos compañeras de la escuela. Cuando yo era niña, no había luz, había un señor que tenía una plantita de luz, que vivía por donde estaba la Cooperativa de pescadores, enfrente de ella, por la calle Carranza. La luz de los foquitos de ese tiempo, parecía que eran unos “cocuyitos”, de tan poquita luz que daban.

Me acuerdo que había un hospital, arriba de la Fuente, decían que había chapapote, y estaba el Campo “La Corona”.
Yo conocí al general Lázaro Cárdenas, era muy amable y muy guapo, estaba muy joven.

De leyendas, cuentan, dicen que se aparece por toda esta calle, yo nunca la he visto, una mujer de blanco, con el pelo muy largo, que la veían muy esbelta… ¡pues cuentan! Y uno pues escucha y se le graba.
Y que por la Fuente, bajaban unas bolas de lumbre, también eso contaban, yo nunca vi eso, ya estaba casada cuando escuchaba esas platicas. Y cuando me iba a limpiar camarón, hará como unos 40 años de eso, y me iba con mi hija, a trabajar ahí, limpiando camarón.

Había 2 escuelas, una de mujeres, una de varones, luego ya fueron mixtas.
La iglesia estaba en terrenos de la actual escuela “Exp. Petrolera”, por la casa del doctor Cantú, pegada a ese solar. Era un como cerrito, donde estaba la iglesia de madera.

Las tiendas, era la de don Luis Wong (Chalito), atrás de la presidencia.
“La Barata” de don Manuel Wong, vive un hijo de él, don Ángel, de la presidencia, una cuadra más, en la mera esquina. Y una enfrente, en contraesquina de la presidencia.
A don Luis, le decían “El Palillo”.Eran 3 tiendas en ese tiempo. “El Movimiento”.
De los Terán, más allá, había una tiendita, era de un chalito.
Las tiendas del pueblo, en ese tiempo, eran de chalitos.

Tuve un hermano, se llamaba Ponciano, se crió con doña Josefina, con don Roberto Gutiérrez; ellos vivían por donde hoy está la tienda popular, ahorita, estaría a un lado, de donde le decían “El Naranjito”.
Dejé de verlo, cuando yo tenía 15 años de edad. Ya estaba yo con un hijo. El se fue de aquí, a Tampico.
Existía un señor llamado Tiburcio, era un señor pobre, que se mantenía solo, y me daba razón de mi hermano, me decía… fíjate que vi a tu hermano, le di para que comiera, lo que pasa es que ha mi hermano le gustó la mala vida.

Antes no había llaves de agua en el pueblo, yo me iba a la Fuente a traer agua con personas mayores, y es que ahí estaba bien espeso el monte, y el agua de la Fuente, corría por la calle.
Y contaban, que en la Fuente, se parecían las Tepas, que eran varias mujeres de pelo muy largo, mujeres altas, muy esbeltas.

Estuve en el Club de la Tercera Edad, Se formó por iniciativa de la doctora Nicha. Venía un compañero de ella, también doctor y nos llevaron al Panorámico. Luego al Auditorio, y fue como por año y medio.
Lo que me gusta de Pueblo Viejo, pues es su armonía, pues soy muy conocida en este pueblito por las familias.
Los hijos y nietos, me conocen por sus papás, que aunque algunos ya murieron, me siguen apreciando sus familiares.
Este pueblo no lo cambio por nada. Mi hija Beatriz, me llevo a Tampico.
¡No! ¡Me siento como león enjaulado!
Me dice mi hija… mamá vente.
Le contesto… acá tengo patio suficiente para caminar.
En la casa de mi hija, en Tampico, salgo a la terracita a mirar, o al frente, pero me siento ENGALOMADA nomás.
Y un día, fui a traer tortillas, y que me pierdo.
Nos despedimos, agradeciendo sus atenciones.

Srita. Guillermina Lopez Peña

SEÑORITA GUILLERMINA LOPEZ PEÑA

El solar donde vive actualmente, lo compró su bisabuela en el año 1898. Los lotes eran de mil quinientos metros cuadrados.
Los padres de la señorita Guillermina López Peña fueron don Dimas López Hernández, originario de Platón Sánchez, Veracruz, y que era Marino de Altura.
Su madre era doña Ignacia Peña del Ángel.
Petra del Ángel Martínez se caso con Vicente Peña Vizcarra.
Agapito del Ángel y Jacinta Martínez

Su tía era la señora Toña Peña, ya murió, y era prima de su padre; Toña Peña y María eran primas.
Tonita Peña era hija de su abuelo, ella se caso con don Emilio Cordero.
Don Emilio Cordero fue tesorero municipal, y vivían al lado del Ayuntamiento. Toñita Peña, fue madrina de todos sus sobrinos.

La señorita Guillermina López Peña, trabajo con lo de la nomenclatura, desde el tiempo del lic. Eduardo Treviño Mar (+), el era de Mata Redonda, fue presidente municipal del pueblo.
La señorita Guillermina López Peña, reclamaba que si ya se estaba en el Siglo de las Maravillas, porque la calle, que se ubica a un costado de su casa, seguía nombrándose como el Callejón sin Nombre.

Sigue narrando la señorita Guillermina:
El presidente municipal Marcos Acevedo trabajo bien bonito, eran bien amable.
El mando al doctor Enrique Méndez Pinete, a tomar nota de las necesidades de la colonia.
El Callejón sin Nombre, hoy se llama esa calle, Adolfo Ruiz Cortínez. La calle de arriba es la Lázaro Cárdenas, y la de abajo, la Venustiano Carranza, y a la calle, le pusieron por nombre Ruiz Cortínez, porque ese presidente le consiguió el voto a la mujer. Y esa calle llega hasta la calle Carranza. A esta colonia, nos divide solo la calle Magnolia, de la colonia Santa Elena y de la Pescadores.

En el periodo de Yeyo (don Ángel García), se hizo la introducción del agua entubada de la esquina de la Magnolia, fueron 216 metros de tubería.
Yo pensaba, que no se mueran ni mi madre ni mi tía, sin que haya agua entubada en nuestro solar.
Me dieron un consejo…ponte a trabajar, y tápate los oídos.
Una señora dijo, que si se introducía el agua, ella se colgaría las tomas de agua de la frente.
Otra señora dijo, que iba a abonar y abonar, hasta que se pagara todo el costo de la introducción del agua.

Fueron 10 vecinos quienes metimos el agua entubada, en el tiempo del presidente de la Republica López Portillo. La metimos y sin subsidio, nos botamos solos los 54 mil pesos.
Asesorados por la maestra Idalia Ibarra, Elda Ruth García de Sánchez, y don Ángel García (Yeyo), que había sido presidente municipal, y estaba en ese tiempo como trabajador de telégrafos en el pueblo. Y estaba por salir Patricio González de la presidencia, fue como en el año 1982.

Hicimos tamales para vender, para recaudar para la introducción del agua.
La maestra Idalia Ibarra me dijo, si vas a hacer algo, que sea algo grande. Entonces se hizo una rifa de 50 mil pesos, con el premio de 10 mil pesos.
La maestra Idalia Ibarra fue coordinadora. Antes de la introducción del agua, yo compraba agua de pozo a un señor.
Las lámparas se luz de mi cuadra se pusieron en el periodo de Treviño, y nos dijeron que fuéramos a firmar. Rehabilitaron la calle, taparon un hoyote.

Y trajeron a Marcos Acevedo, para que viera la calle, porque cerca hay un Centro de Salud y un Kinder.
Rosita Ramírez dio el relleno para el charcote. Se pidió ayuda para pagar a los hombres que rellenaban los baches, cuando con cascajo se rellenaron algunas calles, y de la Pedrera, trajeron RAJUELA, y escombro de las casas, como 5 camiones, para el Callejón sin Nombre y dijo Marcos Acevedo, el municipio les regala otros 5 camiones, y eso que no los había prometido. Trajo a la doctora para que viera las calles. Y la tierra que dono el municipio era negra, bonita, maciza.
Tenían bajo voltaje las lámparas, y el presidente municipal Marcos Acevedo, un buen presidente, nos ayudo.
Trajo al ingeniero y se cambio el poste de luz, y se puso un transformador de luz, y otro mas allá.
Estoy muy agradecida con todos los presidentes municipales que ha tenido Pueblo Viejo. Honor a quien honor merece.

Del “Club Cuauhtemoc” se que su presidenta era Angelina Alva, esposa de Zenón González.
Otros miembros del “Club Cuauhtemoc” fueron Felipa Cordero, que fue esposa de don Ruperto Ruiz Perales, Licha Castañeda, Marta de Ferro, que era de Mata Redonda, enfermera y fue la primera esposa de Ferro, Elda Ruth García de Sánchez (mamá de Heriberto Sánchez, el basquetbolista) Hortensia Yado, que es mi prima, (porque yo tengo parentesco con Hilda Yado, y también con la familia Vizcarra, los lancheros).
Aquí es muy tranquilo, si algunos chamacos, jovencitos, andan de revoltosillos, yo los aplaco, solo les digo…SI YO DISCUTO CON USTEDES, YO ME DEVALUO.
Todos aquí nos tenemos afecto, somos como parientes unos y otros en el pueblo.
Pasamos unas tardes muy agradables, platicando su servidora con Georgina Domínguez Flores y su sobrina Katinka, son pláticas del pasado, a las que llamamos tardes de nostalgia.
Nos despedimos mi esposo yo, agradeciendo su cooperación amable.

Sr. Vicente Ortega Ruiz

SR. VICENTE ORTEGA RUIZ ( Bacha)

Originario del Sauce, municipio de Tampico Alto, Veracruz.
Padre: Genaro Ortega González (del Sauce)
Madre: Evelia Ruiz Aguilera (del Sauce) ambos ya finados.

Don Vicente Ortega Ruiz, conocido en Pueblo Viejo como La Bacha, narra lo siguiente:
Nací el 20 de junio de 1954, y desde 1984 soy el propietario de la concesión de la refresquería y negocio de taquitos y tortas “Bacha Jr.”
De niño murió mi mamá.

Cuando yo tenía 11 años de edad, el original Bacha, que se llamaba Erasmo Guerrero Villeda, me vio trabajando en la carretera, el era originario de Cacalilao, Veracruz.
El surtía Jarritos en un camión grande en las rancherías. Platicó conmigo, y me propuso irme a vivir con el y su esposa. Que lo ayudara en el trabajo.

Puso un puesto de tacos, llamado “Bacha”, primero estuvo en el Paso del Humo, luego frente a la casa del Dr. Santillán, después el puesto estuvo por la Presidencia Municipal, y posteriormente, al lado de donde fue la farmacia de don Pepe.
El señor Erasmo Guerrero Villeda, murió de los riñones, con diálisis, ya tiene como 18 años que murió.
La esposa de don Erasmo Guerrero Villeda, era doña Susana Salazar, la cuál era originaria de Río Verde, S.L.P.
El otro chamaco, se llama Antonio Guerrero Salazar, a el le dejaron el negocio; dejó intestado, pero como el si lleva los apellidos, a el le tocaba el negocio.
A los 2 meses que murió don Erasmo Guerrero Villeda, cerró Toño el negocio.
Duro así, como año y medio, casi 2 años, y un día, me llegó un requerimiento de Hacienda, que el municipio iba a embargar el negocio, porque debía mucho.
Estaba en ese tiempo el señor Alfonso Saldaña en Hacienda.
Y yo hablé con Toño, y me pasó los derechos, y pague la luz, y todo lo que debía para evitar el embargo.

Renové el negocio, porque ya no tenía ni ventanas, por tanto tiempo abandonado. Y lo reabrí en el año de 1984, y lo estoy trabajando, y no pierdo la fe. Todos los días abro.
Vendo refrescos embotellados, tacos de barbacoa, tortas de la barda, la tradicional agua de horchata, y doy los precios más bajos de aquí.
De este negocio, de aquí, he vivido y vive mi familia.
La atención que doy es de primera.

Mi esposa se llama Susana Guerrero Robles, que es originaria de Tampico.
Nuestros hijos son: Ana Lilia, Mayra, Vicente Jesús y Carlos Alberto Ortega Guerrero.

Estaba la cafetería conocida como “La Parroquia”, que nunca le vi el título.
Había una terraza, donde se hacían las disco, y que era propiedad de la Cooperativa, que después ahí se construyó la tienda “La Pirámide”.
La dueña de la cafetería “La Parroquia”, era la señora Isabel, conocida como Doña Chabela, de la familia de los Cervantes, de allá arriba.


El carrito estaba hacia fuera, yo trabajaba por dentro, y el difunto Bacha, hacia fuera.
A lado de nosotros, tenía su puesto, también de taquitos, el señor conocido como “El Carioca”, y de vez en cuando nos gritaba…
¡A ver a que horas acaban, para empezar yo!

Ya la farmacia “La Purísima” no funcionaba, en ese tiempo estaba como Sindicato de los Campesinos.
En el 88 o en el 89, estaba funcionando en la farmacia, el restaurante del difunto maestro “EL Maqui”, o sea el maestro Maximiliano Cruz, y las dos hijas de él.
Nos despedimos, agradeciendo sus atenciones,

Doña Elpidia Mendoza Viuda de Careta

DOÑA ELPIDIA MENDOZA VIUDA DE CARETA (Doña Pilla)

Originaria de Llano Grande. Su mamá se llamaba Martina Mendoza González y la crío su abuelita doña Lorenza González. Nació el 11 de julio de 1930.
Sus hermanos: Ofelio Saldaña Mendoza, Francisco Casanova Mendoza y Benito Casanova Mendoza.

Se caso con Raymundo Careta Pérez, y sus hijos son: María Cristina, Roberto, Rosa María, María del Carmen, María de Jesús Careta Mendoza y Francisco Margarito Amaro Mendoza.

Me mandaban a vender en burro carbón, leña, según lo que hubiera. Empezaban a hacer la escuela primaria “Expropiación Petrolera”.No me mandaron a la escuela. Mis tíos hacían TOPITOS DE CAÑA, ( cuartitos de caña).

Tenía una comadre, se llamaba Leovigilda, le decíamos Loba.
Aquí en la calle Carranza #802, teníamos una tortillería y molino de nixtamal. Yo tendría unos 23 o 24 años de edad, y ya estaba el otro molino y tortillería, la de los Wong.
Se la pasé la tortillería y molino a mi hija Rosa, la tuvo por un tiempo.
La tortillería se llamaba “El Mexicano”.

Los que vivían por aquí: doña Teresa Rufranco (+), la mamá de Ramón Suastes, Estanislada San Martín, doña Manuela Suastes, mi comadre la modista Mercedes Baltierra, esposa de don Vicente Cruz. Vivía don Anselmo Núñez y su esposa doña Juanita Hernández, que creo que era de la Fuente.

En el 55, cuando el ciclón, todavía vivía mi esposo. Como metro y medio de agua se nos metió a la casa, y nos fuimos a alojar a casa de Geñita Rufranco Careta, que era prima-hermana de mi esposo.

En la mera esquina, vivían Rosalía (Chalía) Ortega y su esposo Romero. Así como Felipe Román y su esposa. Silvestre Núñez, hermano de mi compadre.

Mi esposo era socio fundador de la Cooperativa de Pescadores. Yo era más joven que él, me traía todo el mandado a la casa, solo le hacía una lista; la carne la traía del rastro, porque el iba seguido, ya que compraba los cueros de las vacas y los entregaba ya que se juntaban bastantes.

Un día me comento… ya compré un lugar, que hasta tus propios hijos te lo van a pelear. Y era un lote del cementerio que lo ademaron desde abajo.

Me dijo, quiero que me jures, que me vas a seguir soportando hasta el fin de mis días, y ya veremos, si tú me echas, o yo te echo a la sepultura.

Ya va a cumplir 50 años que murió.

Doña Bertha Salazar Cruz

DOÑA BERTA SALAZAR CRUZ

Padre: Olayo Salazar, originario de Panuco, Veracruz.
Madre: Gertrudis Cruz (doña Tula) originaria de Pueblo Viejo, Veracruz.

Doña Bertha Salazar Cruz, nos narra de manera amable lo siguiente:

Antes en Pueblo Viejo, hubo cine, después se termino.
Construimos un cine, en el solar donde yo nací.
Era especie de terraza, con pantalla de block, y ¾ techado, porque como hacia mucho calor.
Solo daba funciones viernes, sábados y domingos.
Debido al alto costo de las películas, subieron mucho de precio, y estaban en mal estado, poníamos puras películas mexicanas.
Llevábamos los pedazos de película con quienes nos proveían, inclusive se llegaron a descomponer los aparatos, y tenían que quitar los pedazos malos, la mayor parte que no se podía pasar.
El cine se llamaba “Cuauhtemoc”, y fue decayendo mas que nada cuando empezaron a salir las videos y por eso tuvimos que cerrar, debido a eso.
Nosotros íbamos a Monterrey, a programar las películas, y en ocasiones tuve que llevar los pedazos de película para que vieran el estado en que estaban y les decía, de nada sirve que nosotros tengamos buenos aparatos si las películas están en mal estado. Luego los chamacos gritaban, creían que uno les robaba las películas, es que debido al mal estado teníamos que quitarles la parte que no se podía pasar.
Nadamás, que las personas que no saben de cine pues no entienden eso.

Mi hijo y yo, fuimos los que pusimos ese cine en Pueblo Viejo.
El nombre de mi hijo es Héctor David Martínez Salazar.
Nosotros abrimos el cine en el 79, y cerramos en el 85, debido a la crisis que ya platique. Estábamos trabajando nadamás para películas nacionales, y no nos quedaba nada, y así estuve yo sosteniendo, pero yo ya vi que era imposible.
Así que le dije a mi hijo…. ¿sabes que? ¡Vamos a cerrar! El local del cine era y es propiedad de nosotros.
Ahí esta la construcción todavía.
Yo nací ahí, en Pueblo Viejo, el 22 de agosto de 1941, y estudie en la escuela primaria “Expropiación Petrolera”.
Tuve de compañeras y amigas, éramos inseparables, hasta la fecha, Bertha Molar Lorenzo, Margarita Gutiérrez, y Narda (+) que era familiar de Héctor Guzmán.
Me acuerdo que cuando teníamos el cine, una vez, en una ocasión, pues eran los chamacos muy traviesos, ya ven que siempre nos aventaban piedras en el cine, y había una palomilla muy rebelde, que eran de allá por el panteón, y una vez descalabraron a una señora, en la frente, y ya salio el esposo con ella, y yo pensaba…. ¡Ay Dios mío!, estaba bien apenada, y les dije, pues vámonos y los lleve con el doctor Santillán. Y resulta que luego el marido se veía desesperado, y yo pensé, no pues estos nunca más se van a volver a parar al cine; pues nada, yo estaba ahí viendo que la estaban curando, cuando el marido empezó a decir, ¡ándale vieja! ¡Apúrate! ¡Apúrate! Que ya va a empezar la segunda parte de la película.
Pues ya se metió ella con su parche en la frente a ver la película.
¡Bendito sea Dios! Y yo pensé, no cabe duda que estos son fieles hasta la muerte. ¡Nombre! ¡Que barbaridad! Y es que pasaron muchas anécdotas ahí. El día que vea la señora este libro, dirá: esa soy yo.
Y así, pues yo me acuerdo mucho de eso.

Y de cuando el ciclón, estuvimos viviendo en los corredores exteriores de la escuela primaria “Expropiación Petrolera”, porque el agua llego hasta la mitad de nuestra casa, cuando el ciclón Hilda.
Lo curioso es que mi madre estaba enferma, bien se ve como Dios en todo obra, porque esa vez empezaron a volar las laminas de la casa, y mi madre, pues estaba enferma y estaba acostada, y mi papá en una puerta y yo en otra puerta agarrando las aldabas, para que no se abriera la casa, y nadamás donde estaba la cama de mi madre, ahí no se volaron las laminas. Fue lo curioso digo yo, ¡Bendito sea Dios! Y eso a mi se me quedo muy grabado. Yo era entonces una chamaca, tendría yo como 11 o 12 años de edad.
Al lado de nosotros, vivía don Domingo Ramos, y luego enfrente, vivía su hermano, el señor don Ramón Ramos, y pues de este lado, pues vivían, (en la esquina) Joaquina y Pablo Ramírez, el del puesto “El Recreo” y ese puesto estaba en la plaza, y su casa la tenia al fondo del solar. Ellos eran dueños del puesto. Ahora ese puesto se llama “El Chubasco”.

Recuerdo que cuando yo estaba chiquilla, nos platicaba mi mamá, que mi tío Gabriel Cruz, que era pescador, entonces pues, seria por el tiempo de invierno, que contaban que había una Llorona, y una Llorona.
Mi tío iba a esperar a mi abuelo Gabriel Cruz Ricardo, pero había 2 perros en la casa, uno se llamaba “Girabras” y el otro “Azabache” y ya, pues vio mi mamá que era tarde, y le dijo a mi tío ¡vete! Vete a esperar a mi papá. Entonces el busco a los perros, cuando iba atravesando la plaza, para ir a la Cooperativa de Pescadores, cuando empezó a escuchar a “La llorona”, que gritaba ¡ay mis hijos! ¡Mis hijos! Y mi tío que se espanta y que van los perros, y que van agarrando a la “Llorona” y contaba mi tío que la señora le gritaba ¡muchacho! ¡Muchacho! ¡Ven a quitarme estos perros! Y nada, ya mi tío le hablo a los perros, y le dijo la señora, mira te voy a dar tanto de dinero, pero no quiero que vayas a decir que yo soy “La Llorona”. Es que yo ando espiando a mi marido porque me engaña con una mujer, y quiero saber quien es. Si no que cuando ya fue con mi abuelita, le dijo a el, oiga papá ya agarre a La Llorona, pero no supe quien era La Llorona.
Yo los pocos años que vivía ahí en Pueblo Viejo, viví muy feliz, que con carencias y todo, uno de chamaco no sabe de esas cosas.
Yo anduve de Méndez a Tamos, mi hermano se llevo a mi madre a Cerro Azul, y yo la seguía para cuidarla.
Creo que yo tendría 16 o 17 años de edad cuando llegue aquí a Mata Redonda. Me salí del pueblo a los 13 años de edad, después del ciclón Hilda, y ya no regrese a vivir allí.

Mis hermanos son:
Abraham Maya Cruz (+)
Ángela Maya Cruz
Antonio (+)
Maura Maya Cruz (+)
Laura Salazar Cruz (+)
Roberto Salazar Ramírez (+)
Pablo Salazar Ramírez (+)
Joel Salazar Ramírez (+)
Emma Salazar Ramírez (+)

Mi hijo era ingeniero, estudio en el Tecnológico de ciudad Madero.
Nació el 29 de diciembre de 1963, y murió a los 26 años de edad.
El era mucho muy inteligente, su carrera de ingeniero, en vez de haberla hecho en 5 años, la hizo en 3 años.
Bueno, el era de una inteligencia fuera de serie; ya que se recibió, fue y busco trabajo en la Comisión Federal, y fue allá a la planta de Altamira, todos los departamentos los recorrió, y en todos destaco.
Entonces, el superintendente, le dijo que lo iba a mandar a hacer un curso especial a Celaya, porque era un requisito. Entonces, el superintendente le dijo, mire ingeniero Héctor David Martínez Salazar, pues yo se, que usted esta demasiado capacitado. Pero esto es, pues un requisito que no podemos pasar por alto aquí en la Compañía. Tiene que hacer usted un curso de 3 meses.

Entonces mi hijo se fue, con otros compañeros de trabajo, rento un departamento; ya tenia como mes y medio de estar en el curso, cuando no se que paso, que empezó a sentirse mal, mi hijo estaba muy joven y era muy sano.
Y pues, ya me quede sola y ya a raíz de eso, y por la pena de haber perdido a nuestro hijo, mi esposo enfermo, porque nuestro hijo era todo su querer para el. Yo nunca me imagine que mi hijo se fuera a morir tan joven.
Una vez, durante el curso, llego a visitarnos y me comento, dile a mi papá, que ya vaya tramitando su jubilación, que yo ya no quiero que trabajen.
Porque yo toda la vida trabaje, me dedicaba a vender ropa, y yo traía hasta del otro lado, (yo me iba con Bertha Molar Lorenzo) nos íbamos a Estados Unidos, a Brownsville, y es que a mi siempre me ha gustado el comercio, y ya después cuando mi hijo se fue a Celaya, me dijo, mamá ya no quiero que trabajes, ya no vayas a México, ni nada, porque de ahora en adelante, yo los voy a mantener.
Mi hijo era alto, bien dado, muy sano, completamente sano, no le tomaba ni fumaba.
Desde que llego aquí, lo note cambiado, porque el me hablo por teléfono, y me dijo, mamá yo me siento muy raro, como que apenas empezaba a hacer efecto lo que jamás pudieron detectar.
Yo le dije, hijo, vente para acá, porque yo andaba en muletas. Vente para acá, vente hijo, para que vayas a ver a un medico, porque ya sabes que yo no puedo viajar. Bueno, pues ya se vino, un amigo, compañero del curso, lo vino a dejar en un taxi, lo dejo hasta el Paso del 106. Es que el les dijo, yo ya me voy para mi casa; y luego, llegando pues uno, como padres, les nota a los hijos, el cambió demasiado, dejo de hablar, no comía, no dormía; fue llevado al Seguro Social, teníamos la esperanza de que se recuperara, y saliera bien; pero si le hicieron estudios de todo, bueno, hasta le fueron hacer estudios a la Beneficencia Española y salio perfectamente bien, o sea, ¡no apareció nada! Nada de malo, ninguna enfermedad, ninguna lesión.
Buscamos por todos los medios su curación o alivio, pero es difícil, y pudiera decirse imposible curar lo que no es detectable o identificable.
Nuestro hijo falleció, y entonces mi marido estaba muy malo, de los nervios, se trastorno de la pena. Entonces, me hablan por teléfono, me preguntan ¿Cómo estas?
-Pues yo estoy, ¡ya te imaginaras!
El que esta muy malo es mi esposo, se esta trastornando, no quiere comer, es que desde que llegamos del panteón, ya no quiso comer, nomás se la pasaba encerrado, fume y fume, y llore y llore, porque Héctor era todo su mundo para el. Y vino mi amiga, con otras amistades, a tratar de consolarnos, y confortarnos.

Les digo que mi hijo era tan, como les diré, tan bondadoso, que si alguien le hubiera dicho dame tu trabajo, dame ese puesto en la compañía, porque ese puesto era tan codiciado por varios trabajadores, mi hijo de seguro se los hubiera cedido.
Cuando el andaba ya trabajando en Comisión y los amigos de su generación estaban atrasados en los estudios, llegaba aquí a la casa a las 5 de la tarde, se bañaba, y se iba al Tecnológico de ciudad Madero, a darles clases a los amigos que andaban atrasados.
Un amigo de mi hijo, el día que falleció, lloraba desconsolado. Después, cuando el sepelio, estaba aferrado a la caja, que no dejaba que se la llevaran.
Me dijo, señora, usted no sabe lo que hizo su hijo por mí.
Su hijo, cuando estaba yo para titularme, estaba propenso a la tuberculosis, y su hijo iba hasta mi casa, me llevaba los cuadernos, hablo con los maestros, entre todos se cooperaron, y me llevaban las medicinas, y eso usted no lo sabia. Pero eso no se me olvida, como llegaba hasta con frutas, para que yo me restableciera.
El día que se caso ese amigo de mi hijo, mando un carro para mi y algunos de mis familiares, para que nos llevara a su boda.
¡Imagínese! Mi único hijo.
Yo la casa la hice pensando en él, con muchos sacrificios y este, pero pos no, ya que me quedé sola. Me acompañan mis sobrinos, pero no es igual.
Mi hijo tiene ya 18 años que falleció. ¡Imagínese!
Pero pos ni modo, Dios así lo dispuso, y ni modo.

Yo tengo aquí en Mata Redonda desde los 16 años de edad, tengo ahorita 67 años. Cuando llegué aquí, estaba la Refinería, estaba muy bonita, pues estaba en todo su esplendor.
Me gustaban mucho los bailes. A mí siempre me gustó mucho el baile.
Los hacían aquí, en la Cancha y en el Club Petrolero, aquí en Mata Redonda. Andábamos de fiesta en fiesta, a veces había bailes cada 15 días, y luego aquí venía a la plaza, porque había serenatas, a tocar la Orquesta Tampico de Claudio Rosas.
Cuando era Aniversario, aquí del Campo, traían artistas y orquestas.
Aquí en Mata Redonda, hay casas Estilo Americano, y bueno, las casas del Campo 18 eran donde vivían los jefes; y aquí, donde vivían los trabajadores, eran las “Camillas”, que estaban en el Campo “20 de Noviembre” que es este.
Las casas de madera, las verdes, que aun están, era donde vivían los gringos.

De puestos, había una frutería, un puesto de dominó, ahí en la plaza, yo ahí estuve trabajando también, yo iba a despachar con el señor que trabajaba ahí, ¡ah! Pos el papá de los Ochoa, Don Vicente Ochoa, era tío del Dr. Cantú Ochoa, por parte de su mamá. El trabajaba ahí, la dueña era la señora Pastora, y vendía billetes de lotería, y tenía un puesto de refresquería, y aparte tenía mesas de dominó, donde jugaban los jubilados, y los trabajadores.
Yo me acuerdo, que vivía enfrente de la plaza, y ya luego me vine a vivir para acá, o sea que si, si quería usted un solar, iba usted a Petróleos, y decía, oiga, quiero que me renten un solar para hacer mi casa, y usted escogía la parte que quería.
Cuando yo me vine a vivir aquí, todo era puro monte, también a los alrededores era puro monte; me sentía como apestada después de vivir en el Centro de Mata Redonda.
Aquí, me contaba una vecina, que se aparecía una mujer, pero yo nunca la vi, decía que en este solar mío, siempre se atravesaba una mujer toda vestida de blanco, pero a mi nunca se me apareció, quien sabe si haya sido cierto, ¡ quien sabe ¡
Me acuerdo, que le dije a mi marido, oye, vamos para que veas el solar que escogí, cuando vino conmigo dijo… pero que barbaridad, ¿este muladar escogiste?
-Nombre, espérate tantito, vas a ver que bonito va a estar aquí.
Mi esposo exclamaba: mira cuanta basura. Es que aquí ¡era basurero! Porque más allá había “camillas” que ya casi se estaban cayendo. Aquí venían a tirar la basura.

Antes, Petróleos le daba facilidades a uno.
Le regalaba la luz, el agua, uno no gastaba nada.
Unas casas tenían estufa, pero la mayoría tenían parrilla eléctrica; yo cocinaba allá enfrente de la plaza con parrillas eléctricas.
Pero sí, aquí estaba muy bonito, aquí en Mata Redonda.
En ese entonces, Pueblo Viejo estaba muy atrasado. Allá solo había luz de 6 a 12 de la noche, a esa hora se acababa da luz. Tenía don Teodoro Cantú la Planta de Luz.
Aquí, si se nos fundía un foco, íbamos a Petróleos y pedíamos… vayan a cambiarme el foco, o si una tabla de la casa se rompía, vayan a cambiarle la tabla a la casa. Cuando se casaba una hija, vayan a pintarme la casa.
De Petróleos mandaban hacer todos los arreglos, y no le cobraban nada, Claro, que eso era derecho de los puros petroleros.
A uno, le regalaban la luz y el agua, no gozaba de todos los privilegios.

Como yo era muy báilera, un Año Nuevo, entre tres amigas, porque ya no estaba a partir de ese año Petróleos, y pensamos que como era posible que ya no iba a ver baile ese Fin de Año, y nos echamos la responsabilidad de organizarlo entre tres personas. Éramos la señora Máxima Mendoza, la señora Eva Cevallos, y yo. Les dije, pos como ven, si no hay nadie, pues vamos a organizar el baile. Entonces dijimos, pues ahorita lo organizamos, contratamos un conjunto que toque bien y hacemos el baile, y así lo hicimos.
Ese día de Año Nuevo, un chamaco traía un carro y que choca contra un poste, y que se va la luz, y nosotros preocupadas, y luego se vino el agua y a escuras estaba el festejo.
Ya habíamos conseguido otro local, porque se veía que estaba amenazando la lluvia, el dueño del cine “Obrero” que estaba en “Mata Redonda “, el señor Rodolfo Mora, le habíamos pedido permiso , de que si llovía en su local se realizara el baile. Ya sacamos todas las bancas, barrimos: pues si, como a las 11 de la noche empezó a tocar la Orquesta a oscuras, estaban ellos cumpliendo con su contrato a oscuras estaban ellos, tocando y cantando. Y dijimos ¿pos que vamos a hacer?
Le dije a mi marido si tienes dinero, pues préstamelo, porque aquí vamos a salir como las gallinas poniendo, las tres, porque teníamos que pagar la música, y ahí estaba la cerveza enfriándose, y todo, todo. Le habíamos hablado a la cervecería y ahí nos presto neveras y todo. Luego ya vino Comisión, y ya arreglo el desperfecto.
No pos ya empezó a llegar la gente al baile, no pos ya, ya estábamos todos muy contentos, y ya sacamos, Gracias a Dios, lo de la Orquesta, y lo que nos quedo de ganancia, lo donamos a la Iglesia, nosotros lo que queríamos era ¡bailar!

Antes Petróleos para sus trabajadores daba funciones gratis de cine, pero ahí en la cancha, y todo mundo entraba ahí, trabajadores, sus familias, todo, todo mundo.
En Pueblo Viejo, el cine lo mando hacer Don Vicente, que tenia el cine primero, después a ese señor le pidieron ahí, ese solar, porque era de la Cooperativa.
Casi enfrente de la “Central”, que era donde estaba el primer cine, también se llamaba “Florida”, entonces ese señor lo paso para acá, Pilo le hacia la publicidad de las películas que iban a pasar y ponía cartulinas.
El que manejaba los aparatos era Raúl el “Paton” así le decían, y era al que la gente le gritaba. . . “cacaro, deja la botella “.
Pilo nadamas iba al pueblo, pues, por ir. Luego murió don Vicente, entonces la viuda siguió con el negocio del cine .Ella trabaja en Tampico, y su hermana le administraba ahí.

Luego la viuda de don Vicente le dijo a Pilo que le rentaba el cine, y ahí fué cuando ya Pilo arrendó el cine, Raúl “el Patón” seguía trabajando ahí, y cuando el ciclón del 55, quitaron el cine, porque se volaron las láminas, todo se destruyó el cine, medio se reconstruyó después, pero ahí pagábamos renta, no me acuerdo a quien le pagaba Pilo, porque ese terreno era de los Mar.
Entonces, ya después le dije, vamos haciendo el cine por ahí, en el solar mío, cuando empezamos a construir, o sea que mi hijo y yo nos encargamos del cine, y yo anduve ahí con los albañiles, vigilando la obra.
Ahora en lugar del cine, esta un local, que rento a un señor que hace ventanas de aluminio, y a lado, esta un local que está ocupado por una ferretería.

O sea, que los 2 primeros cines, estuvieron enfrente de la plaza, uno para el lado norte, y otro para el lado sur.
En el otro cine, mi sobrino Alfredo, era el que vendía los dulces, cacahuates y pepitas a vender, ese era negocio de la señora, de la mamá de don Vicente, el dueño del cine. Alfredo ahí trabajaba nadamas por ver las películas pos uno cuando esta chiquillo, pues dice ¡déjenme ver!
El primer cine, estaba en el lado norte, frente a la plaza de Pueblo Viejo, y el segundo cine, estaba en el lado sur, frente a la plaza también, y era el mismo dueño, don Vicente.
Ya ahí, lo hicimos en la mitad del terreno, y ahí está todavía la construcción, y estoy que quiero vender ahí, pero pues, todavía hoy, por ahora estoy rentando el local.

Mi abuelo era una persona muy detallista, el papá de mi mamá. Tenía una libreta, todavía la tenemos, nadamas que la tiene mi hermana Mavis en Cerro Azul; mi abuelo anotaba todo lo que pasaba en Pueblo Viejo de sobresaliente, ahí apunto una vez, que una vez, que me imagino que fue un eclipse, pero mi abuelo no pone eclipse, no sabía el eso, dice que nadamas de repente se obscureció, que andaban las gallinas en el patio, y se obscureció y las gallinas corrieron a subirse al palo, y al rato, volvió a aclarar, y se volvieron a bajar.
Luego una vez, que les cayó granizo en el pueblo, del tamaño de un huevo.
Por ejemplo, cuando se moría una persona, se enfermaba, o que alguien tenía, que le nació un hijo, y cuando necesitaban las actas, iban con mi mamá, que si no les prestaba la libreta, para ver la fecha de nacimiento de ellos, por que no se acordaban, y esa libreta todavía existe. Mi abuelo tenía todo eso apuntado.

Mientras yo pueda, y tenga inteligencia, voy a buscar la manera de no depender de nadie, y hasta ahorita, gracias a Dios, me ven en esta silla de ruedas, pero a mí, mi mente me trabaja muy bien, hago sabanas y fundas, he vendido ropa interior traída expresamente de México.
Porque mire, cuando falleció mi hijo, pues usted sabe que todo implica gastos, luego la enfermedad de mi marido, y mi enfermedad también; llego un momento en que yo no tenía ni un cinco. Yo me acordé de la tienda donde yo iba a comprar a México, yo siempre pagaba de contado todo, y entonces yo me dije ese día… ¿y ahora que voy a hacer? Ya había fallecido mi marido también ¿Qué voy a hacer? No, pos yo voy a hablarle a Felipe. Felipe se llama el dueño de la Parisina en México.
Y ya le dije, Felipe, te habla la señora Berta, y le di mis datos, exponiendo lo siguiente:
Mira Felipe, me paso esto y esto, yo quiero que si tu puedes ayudarme de esa forma, dándome a crédito mercancía, porque también quiero que confíes en mi, yo te lo voy a agradecer bastante, también.

Yo soy mujer, pero siempre he tenido palabra, y mi palabra cuenta mucho para mí, porque si alguien no tiene palabra, al menos para mí, una persona que no tiene palabra, no vale nada.
En eso quedo mi llamada a México, también le dije, Felipe, ten en cuenta que yo no vivo en la ciudad de México, pero tampoco te voy a quedar mal por eso.
Eso, si puedes darme crédito, y si no, pues deja ver si yo consigo dinero por acá, o junto, y ya te mandare, te abonare.
Bueno, se quedo un rato callado, pensativo creo yo.
Yo le dije, si no puedes, no hay problema, tan amigos como siempre.
Me dijo, no señora, es que estoy viendo cual empleada esta desocupada, para que le tome su pedido.
Luego, luego me mando en ese entonces, 5 millones de pesos de crédito.
Y empecé yo a vender, y a vender, y a vender. Y todo lo que ganaba, ¡va para allá! Y así duramos 17 años de negocios. Ahorita no le debo ni un cinco, pero ya no vendo esa mercancía, es que las ventas han bajado mucho, esta todo muy duro, la situación crítica.

He pensado, ¿ahora que voy a hacer? , bueno, ahora me voy a poner a vender sabanas, fundas; hago cortinas, manteles, mandiles de hule y de tela, juegos para la cocina, para la licuadora, agarraderas, de todo hago. Hubo un tiempo que tuve vivero, vendía plantas de ornato y medicinales. También vendía agua potable, ¡no, no! Aquí yo hago de todo.

ES QUE YO NUNCA HE SIDO NEGATIVA.

Ahorita estoy vendiendo chanclas, me trajo una amiga de Tampico, una caja llena de chanclas, me dijo, Berta, mira, aquí te traigo esto, para que vendas, y ya casi las termino. Las doy a un precio económico, e ahí el porque se están acabando.
Allá me siento afuera, y veo pasar a mis clientas de antes, y ya les digo que tengo en venta.
Mi esposo y yo, nos despedimos de doña Berta Salazar Cruz, agradeciendo sus atenciones.
Ella es un ejemplo de lo que es un espíritu con mucha fortaleza, una persona que se debe de admirar.

Don Antonio Villanueva Delgado

DON ANTONIO VILLANUEVA DELGADO

Padre: don Primitivo Villanueva Castillo, originario de Pueblo Viejo, así como sus padres.
Madre: Doña Eulogia Delgado Leiva, originaria de Pánuco.
Hijos:
Isabel Villanueva Delgado.
Andrea
Ventura.
María.
Consuelo.
Antonio.

Don Antonio Villanueva Delgado, es quien nos narra la presente semblanza.
Cuando yo tenía 2 años de edad, mi madre nos llevó a Pánuco. Los más grandes ya habían volado.
Regresé al pueblo, a la edad de 8 años, cuando murió mi mamá. Mi padre era pescador. Cuando era chico, mis vecinos eran pocos. Yo vivía con mi tía María Villanueva Castillo.
Enfrente vivía mi primo Simón Delgado, de este lado, antes de llegar al taller, vivía Pablo Peña, y enseguida, vivía la señora Santos Vicencio, casi pegada al callejón.
Por el lado de abajo, vivía la señora Flora Olvera. Casi no había casas, y una casa existía por esta calle, que no se encontraba habitada.

Nací en 1931.
Después del ciclón, del 55, el que arrasó con todas las casas que había por esta calle, después se repobló.
En ese tiempo, subió mucho el agua, subió más de 3 metros por esta calle, y llegó cerca de la falda del cerro, llegó cerca de donde hoy está el Monumento a Cuauhtemoc; llegábamos en bote hasta el pie de la plaza.
De las tiendas de aquel tiempo, diré que estaba la de Jorge Wong, el era dueño de la tienda llamada “La Gardenia”. Yo hacía los mandados.
Mi padre, me contaba muchas anécdotas y leyendas de este pueblo.
Me narraba, que cuando este pueblo se fundó, lo fundaron los piratas, que los barcos entraban por donde hoy esta el Puente Prieto, y la laguna de Pueblo Viejo, era tan honda…
y entraban los piratas en sus barcos.
Todas las casas de teja, que hay en el pueblo, antiguas, las hicieron los piratas, ellos las dejaron, ¡si, las casas de teja! Como la “Barata”, y la casa de Ferro. La laguna era muy profunda.

Los primeros pobladores, no enterraban a sus muertos como nosotros.
Hacían unas criptas, y los nichos, eran de acuerdo al número de miembros de la familia. Si eran, 4 o 5., esa era la cantidad de nichos con que construir las criptas. Antes había más criptas en este cementerio del pueblo, pero las han tumbado.

Contaba mi papá que había unas luces que salían en la laguna, que eran los piratas que habían muerto, que salían a cuidar sus tesoros que habían dejado.
Se hundió un Galerón cargado de barras de oro, por la Punta de la Malagana.
Es que antes, se hacían unas olas muy fuertes en la laguna. Y esa vez, al salir el Galerón por la Ensenada, le agarró el oleaje fuerte, y ahí se quedó el barco. Tendrá más de 20 pies de enterrado. La gente que sabía esta historia buscaba el tesoro en tierra; si había enterrado por los piratas, pero lo mejor está todavía bajo el agua, como a 10 metros de la orilla.

Por la Punta de la Malagana, sale el “Compadre” a bañarse, y a cuidar su dinero, de media noche en adelante.
Aparecía un bote, que venía caminando (flotando) sin agente adentro.
Otro con vela, sin tripulación y sin viento que lo moviera.

Una vez, yo lo seguí, y navegaba rumbo al final de la laguna de Pueblo Viejo.
No me podía acercar más al bote, no me lo permitía.
Había charangas, unas 6 o 7 charangas, y estaban paradas, y no le estorbaban al bote sin tripulación, y se pasó por en medio de las charangas.

Una vez también lo seguí, enfrente del restaurante de mariscos “Villa Azul”, me lo encontré, pasó por el Barranco Grande, Amarillo, antes de Santa Clara.
Se estancó, se veía una como luz. Yo no le perdía de vista.
Como a las 4 de la mañana, se despegó de ahí, se fue VELEANDO, se perdió hacia el fondo de la laguna.

En la laguna, se aparecía una como especie de lámpara de gasolina, por la luz.
Por cierto, que se llevó a una pareja de pescadores.
Atarrayaban por la noche, por el Cuartel Viejo, vieron unas lumbreras, unas llamas, y ellos creían: ya está alguien cociendo el camarón.
De una luz, se formaron 2 luces y al bote que iban BOGANDO, se les acerco esas luces. Los pescadores, con el remo, les daban de CANALETAZOS (canaletes) a las luces.
Y después, esas luces, se volvieron 2 calaveras, que se pegaban una a la otra. Y que se desembarcan del bote, uno de los pescadores se murió y el otro se fue de aquí.
A Feliciano Suástes, que era papá de Ramón Suástes, en una ocasión, salió él, con otros 2 pescadores. Había mucho róbalo, en cada norte que venia, había mucho que pescar, estaba virgen la laguna. Andaban en la Punta de Malagana y sacaron el hilo para afuera.
El era uno de ellos, eran 3 en total.
Y estaban acostados en tierra, en la orilla, esperando que se calmara el norte. Esperando haber cuanto róbalo habían atrapado.
Pero antes que sus compañeros, despertó uno de ellos, y en la orilla, va viendo 2 latas de dinero. Una contenía plata, y la otra contenía oro.
Y que agarra la que contenía oro.
Y que se le aparece un hombre grande, vestido de negro, como charro.
Y le dijo… ¡Oiga amigo! Deje eso ahí, no es suyo.
También le dijo, ¡si te lo doy!, si me traes un niño nacido de solo 3 días.
El pescador le dijo que sí, pero no le dijo cuando.
Y ese hombre de negro, se le aparecía seguido, y le preguntaba que cuando le cumplía con lo del niño de 3 días de nacido, y de eso se murió el pescador.

Les contare una anécdota chusca o curiosa, ahí ustedes dirán:
Estaba yo el 10 de febrero del 2005 pescando, en un lugar especial, a donde me dirijo cuando hace frío y estaba el norte pero fuerte y empujaba el agua uno que otro camarón.
A mí me gustan las cachuchas, sobre todo una por ser muy calientita. Y se viene una bajada de viento, y se va mi cachucha.
Le tiré la red, y nada. Pensé… ¡tanto que me sirve la cachuchita!
Al segundo día, que era recaída del norte, trepé a las 9 de la noche, empecé a CUCHAREAR camarón. Entre el camarón salió algo oscuro, ya después al revisar lo que había sacado de la laguna, apareció mi gorra. ¿Cómo estuvo que regresara al mismo lugar? ¿Y como estuvo que la vine a agarrar yo mismo?

La luz esa, yo también la vi una vez, parecía quinqué, en la Punta de la Malagana, cuando esa vez, yo salí a pescar, y todavía era GARETERO, estaba al garete, pescaba donde podía.
Veo la luz por la Punta de la Malagana, yo estaba acostado por la proa. Se vino la luz, derechito, derechito a mí.
Hacía así….FISSSS FISSS, como hace una lámpara de gasolina, y estuvo como 10 minutos, y luego hizo camino, derecho a la Punta de la Malagana.
Al otro día, en la mañana, los que pescaron por la Punta de la Malagana, mostraron que habían sacado entre 70 y 80 kilos de camarón. Fue como si esa luz me avisara que había bastante camarón grande, como que me decía por donde había más camarón.

Mi primo político, don David Visuet, tenía la lancha “La Golondrina”.
Salían las lanchas Del Paso Real, que estaba a la altura entre “El Pescador” y “El Pesquerito”, ahí estaba el atracadero, y llegaban al muelle fiscal; al bajar de la lancha, solo pasábamos la vía, y ya estábamos en el Mercado de Tampico.
Cabían como 40 pasajeros en esas lanchas, 20 a cada lado. Y llegaba como en una hora de camino a Tampico.
Había otras lanchas con los siguientes nombres:
La Cubanita, La Flor de los Bosques y eran de los Mar, de Toño y de Pancho Mar.
Don Roque Castillo (+) era el encargado de arreglar los motores de las lanchas. Esos motores eran de carro, y las lanchas eran de madera, no como ahora, que son de fibra de vidrio.
Agradecemos las atenciones de don Antonio Villanueva Delgado.
DON JOSE CRUZ HERNANDEZ LOPEZ

Nos narra amablemente lo siguiente:
Yo soy nacido en un pueblito que se llama Sauceda de la Borda, municipio de Vetagrande, Zacatecas. Nací el 3 de mayo de 1940.
Mi padre, descanse en paz, Eustacio Hernández Dimidor, mi madrecita que descanse en paz, Altagracia López de Pérez
Solo llegué hasta el 4 to. grado de primaria, y pasé por debajo de la mesa.
Llegue a este poblado en los mediados del mes de mayo de 1964.
Yo como militar, nos venimos, ora si, que hay que seguir a la Unidad. Voy a cumplir 20 años como corredor. Yo cause baja del ejercito el 1 ero. de noviembre de 1988.
Yo había pensado ser corredor porque me gusta, ¿verdad? Allá en el Batallón, había varios corredores de 10.15, 20 y 30 kilómetros, pero un maratonista de 42 kilómetros todavía no.
Yo los miraba hacer sus entrenamientos, que se conservaban delgados, y me gustó la disciplina. En el Batallón no fui corredor, yo solo los observaba.

Me salio de mi mente, SI DIOS ME LO PERMITE, SI CAUSO BAJA, YO ME VOY A DEDICAR A ESTO, YO QUIERO SER MARATONISTA.

He participado en Guadalajara, Monterrey, Torreón, San Luis Potosí, en León, Guanajuato. Y medios maratones chiquitos, y un sinfín de mega maratones, y con la ayuda de Dios, ya estoy sobre los 50 maratones.
Corrí tres maratones por año, de 42 kilómetros, si acaso le falle en uno o dos. Este año pasado (2007) corrí un solo maratón de 42 kilómetros.
Y con la ayuda de Dios he recorrido esos pueblos, principal como corredor.
Ese era mi gusto, ese era mi deseo.
Logre alcanzar a mi compañero, que era el mero mero, es Abelardo Cruz Cruz; el es de Oaxaca, y yo soy zacatecano. Algunos piensan que somos parientes, como el tiene el mismo apelativo. Fue Sargento Primero y yo Cabo, y me retire como Sargento.
A partir del 89 inicie como corredor debutando en el maratón en León, Guanajuato.
Ahí me paso lo siguiente, como en el maratón hay un requisito, de llenar una solicitud, venia la pregunta…
Diga usted cuál el es mejor tiempo de sus maratones.
Le pregunté a un amigo ahí presente como hacerle para ese requisito, y le puse que el mejor tiempo fue cuando había hecho 3 horas con 20 minutos.
Luego decía, ahora diga usted el tiempo que tantea hacer, y le puse espero hacer el mismo tiempo.
Ya participando en el maratón, cuando oigo que dicen…señor José Cruz de Pueblo Viejo, haga una seña de cómo se siente.
Porque era una ciudad de otra altura, y yo levante las manos, demostrando que me sentía bien.
He hice exactamente el tiempo que yo dije, y ese era mi primer maratón.

Le doy gracias a los señores priistas de Pueblo Viejo, que ¡como me dieron ayuda! Le metía oficio. Me decían… ¿a donde va mi viejo? y me daban ayuda, apoyo A mi nadie me entrena. Los de la Presidencia Municipal me han ayudado, y yo les traía constancia de mi participación, de donde corrimos; en ocasiones les regalaba la medalla o la camiseta.
L a competencia estaba dura, durísima. Se debe hacer de perdido dos horas y media para ganar premio.
Hay lugares de competencia que solo dan tres lugares, en otros que dan hasta décimo lugar.
La carrera mas larga de los alrededores, es la de la ciudad de Altamira.
Cuando nos juntamos los corredores, decimos: ¡vengo hoy a ganarte! Así cotorreamos, y también decimos… ¡bueno, pues a ganar!
Debemos alimentarnos nutritivamente, y descansar, y encomendarnos al Todo Poderoso siempre, que me de fuerza y salud, para terminar con bien la carrera.
Hay lugares donde se canta el Himno Nacional,
Cuando corremos, nadamas se oye el puro rugido…fishh,fissh,fissh,fissh
Todos tenemos diferente clase de respirar, diferente clase de resuello.
Al correr, oímos los gritos como… ¡ya raja el viejito!
En una ocasión, en León, Guanajuato, alguien del público traía un perrito, y yo le dije, oiga, no se le vaya a soltar.
- No, como cree, si es bien dócil.
Iba concentrado en el maratón, cuando escucho, al perrito que me seguía, y por evitar que me fuera a morder, perdí mucho tiempo.
Ahí mismo, en otra ocasión, ya empezaba yo a llegar al 4 to. Ultimo kilometraje, cuando me preguntan del público… ¿que necesita? Lo que necesite se lo damos.
Conteste, necesito una chamaca que tenga 15 años, y riendo, que me señalan a una jovencita de entre el publico, y me regrese corriendo, ese tramito y la chamaca que sale huyendo.

SIEMPRE ALABARE A MI PADRE DIOS, PORQUE EL ES EL QUE NOS DA LUZ Y SALUD, EL NOS DA LA VIDA Y NOS MANDA LLAMAR.

Un día ahí, puede ser el gran momento.
Estoy orgullosamente casado con Leonila Cano Silva, a la cual amo y la amare siempre.
Es originaria de Tierra Nueva, San Luis Potosí, y criada en Lagunillas, San Luis Potosí.
Mis chilpayates son: Víctor, María Guadalupe, Maura, María de Lourdes, Rosa Norma y Javier Hernández Cano.
En el año 1963, que me encontraba yo en México, andaba yo por Chapultepec, fui con un joven que adivinada la suerte con los pájaros. Le pregunte, ¿Cuánto es? ¡20 centavos!
Ahí el pajarito, escogió una cartita, el joven me leyó la suerte, y todo salió verdad, que me casaría pronto, y cuantos hijos tendría, y eso que aun no conocía a mi actual esposa.
La Unidad fue traslada de México a este lugar, ¡ quesque era un castigo!
Cuando llegue a este lugar, me daba tristeza, porque estaba muy pequeño, muy sucio, no tenia nada de orden.
Aquí en la Fuente, no estaban los lavaderos, yo se los pedí al Presidente Municipal Sergio Pérez Vargas, y le pedí la calle normal, limpia, por cierto que pague todo lo que me cobraron por la pavimentación en un año y medio.
Los anteriores dueños de este solar eran doña Amparo y su esposo don Antonio, que en paz descansen.
Dicen que a ella la han visto, que va subiendo las escaleras (exteriores), con el perrito que ella tenia. Vestida de blanco, sobre todo cuando llueve, es cuando la ven.
Escucho ruidos, pero ¡ah! Puede ser cualquier cosa. Yo no la he visto.
También cuentan de este arbolito (señala un árbol), que ahí colgaron a varias personas, principalmente a los robavacas.
¡Todo puede ser!

Doña Juana Elvira Cobos Saint André

DOÑA JUANA ELVIRA COBOS SAINT ANDRE (Doña Blanca)

Nos narra:
Mi papá se llamaba Cosme Cobos Nieto, y mi mamá, María Indalecia Saint-André Ortega de Cobos.
Mi abuela Catarina Ortega y Matilde Ortega eran hermanas, Matilde Ortega era la mamá de Celestino Ferro.
Mi mamá era originaria de aquí, ella nació aquí. Mi abuelo es el que nació en Canadá, y se llamaba el Clé Saint-André.
El llegó con una señora y con sus 7 hijos.
Pero se murió su señora, y mi abuelo, Clé Saint-André, se casó con mi abuela y tuvieron 3 hijos: Mi tía Paula, mi tío Raymundo y mi madre, María Indalecia. Mi madre fue la mayor. A los 5 años, murió él, y a los 6 años, murió ella, mi abuela.
Ya se quedaron los hijos grandes con los hijos más pequeños.
¡Que dicen que les dieron una vida pésima! Nunca los quisieron.
Los golpeaban en la mañana, y los golpeaban en la tarde.
Tenían muchos terrenos, pero como no, este, pagaban los impuestos, los fueron embargando, embargando…

Mis hermanos fueron, los de matrimonio:
Proto Arturo Cobos Sain-André
Juan Roberto
Margarita
José Gil
Esteban Cesar
(Todos ya murieron)
Y yo, que soy Juana Elvira.
Mi padre, supe yo que se fue a la revolución, y le dejó encargados mil pesos a un señor, “por si acaso algo le pasaba”, de favor se los entregara a mi mamá.
Mi madre se había quedado aquí en el pueblo, con mis hermanos Proto Arturo y con Juan Roberto, en casa de sus suegros.
Si no vuelvo, le dan esto a mi esposa.
La corrieron, que le dijeron “muerto el ahijado se acabó el compadrazgo”.
Y así, este, estaba lavando ajeno, hacía masas finas, pemoles, cuando llegó mi papá con la carabina al hombro, y le dijo:
¿Qué estás haciendo aquí, si te dejé con mis padres?
¡Pues me corrieron!
Y aquél que te conté, ¿no te entrego los mil pesos que te dejé?
¡No!
Pues ya fue mi papá y se los dieron a mi papá.

Compró ahí, donde está ahora la Cooperativa, que luego vendió esos terrenos.
Luego le dijo el Jefe de Hacienda, que ya podía recuperar los terrenos, aquel de allá… el del Sión, y uno que estaba por allá, del cuartel para allá, que compró “El Pajarito”, el cuál es dueño del hotel.
Papá empezó a comprar camarón, compraba toda la producción, y este, se dedicaba al comercio, y le prestó a mi mamá, para que le pagara lo que debía de Hacienda, y entonces mi mamá adquirió los terrenos.
Todos me conocían por Blanca, hasta el 54 me dijeron que yo me llamaba Juana Elvira. Venía el difunto Joaquín, el cartero, y decía: Srita. Juana Elvira. Nací el 8 de marzo de 1921.
Pues mi papá hizo este galerón, para poner un negocio de mariscos, pero mi hermana se fue, Margarita, pero se fue, que era a la que le gustaba, se fue a Ciudad Madero. Allá compró terreno, hizo su local, otro para otro comercio, también, y cuartos para rentar, para departamentos.
Hace 40 años, estaba mi padre ya grave.
A los 9 años de haber muerto mi padre, se murió mi hermano Cesar, y a los 9 años de morir Cesar, se murió José Gil Cobos, y luego a los 11 años, se murió Proto Arturo, y luego a los 3 años, se murió Margarita y luego se murió Juan Roberto.
Nadamás quedo yo.
Cuando se murió mi hermano Cesar, dijo Juan Roberto: ¡Tú sigues Blanca!
Porque se había muerto el primero, ¿verdad?
¡Pos quien sabe! le dije.
Tengo una ventaja sobre ustedes, que no quemo el dinero (hace la seña de que no fuma).
No me emborracho, refrescos muy poco, procuro una alimentación sana, ¿verdad? Con sus verduras. Así estoy aquí.
Los últimos ya cumplieron 8 años de muertos. Yo nací aquí.

Cuando yo era pequeña, muy pequeña, había 2 galerones chiquitos, uno aquí, y otro allá (señala el fondo del solar).
Uno era sala, otro recamara, allá había cocina, comedor y bodega para meter cosas. Y aquí, a mí me gustaba jugar.
Mi madre, nunca me exigió que fuera a la escuela, y le decía yo… ¡no voy mamá! Y ella me decía… ¡no quieres ir, no vayas!
Mis hermanos me enseñaron a leer y a escribir, mal que bien.
Y no iba a la escuela, me dice Venus, la de la tienda, que vaya a ver a su mamá, le digo…se me hace penoso ¡ay! Esa Irma me hacía mucho repelar…
Ahí donde está la presidencia, había una escuela, se llamaba la Leona Vicario, y ahí, pues me llevó mi mamá. Le dijo Mariquita Castro, que en paz descanse: ¿cómo se llama su hija? Le dijo mi mamá Blanca y me decían Blanca, Blanca y Blanca.
Mi hermano Proto Arturo, decía que se llamaba Carlos Arturo, porque no le gustaba el nombre de Proto.
A mi el licenciado me ha dicho, no diga que se llama Blanca, porque ese nombre no existe, y menos en cuestiones de dinero.

Mis hermanos jugaban al tangano, que es una rueda que se hacía, y luego se le aventaban piedritas.
A los 5 hoyitos, al trompo, a las canicas era lo que yo aprendí. ¡Me encantaba! Y así me la pasaba.
Y luego mis hermanos me enseñaron a decir maldiciones.
Me decían…allá viene aquél, ¡miéntale la madre!
Yo les decía… ¿cuanto me vas a dar? ¡Cinco centavos! ¿Dónde está?
Don Sebastián, el abuelo de la doctora Nicha, que fué presidenta, tenía una tienda allá abajo, por la calle Macetas.
Llegaba yo, y le ponía el cinco, y me daba un LIACHO de dulces.
¡Era buena para los dulces! Era lo que más me gustaban… ¡los dulces!
Y mi mamá me decía, ¡Blanca! ¡El día que te rompan la boca!
¿Me crees tan tonta que me voy a quedar afuera? ¡Me meto pa dentro!
¡No, no y no! Pos como que me van a dar.
Y ya después, aunque no me dieran nada, yo les decía de groserías.
De chica me gustó mucho la soda, le decía a mi mamá dame el cinco.
¡No! ¡Tienes que comer! me contestaba.
No me gustaban amigas, nadamás puro jugar aquí.
Cuando yo tenía 8 años de edad, don Panchito era Cabo de Sanidad, de ahí de Salubridad y me decía… ¡mírenla! ¡María machos! Y yo le decía…
Quien iba a decir, que en los 55, tenía que llevar a mis hijos a Salubridad a vacunar, que los desparasitaran, y estaba ahí don Panchito, como Cabo de Salubridad. ¡Ay, Dios mío! Estaba el Dr. Cantú como Jefe, pero de eso hace mucho tiempo, hace más de 50 años.
En el ciclón del 55 nos fue muy mal.
Cantú estuvo en la escuela (estudiando en la primaria), pero ese pasó todo ¡rápido! Y dijo que… ¡no se daba otro como él!

Cuando mi papá compraba toda la producción, y se iba a vender, entonces yo aprovechaba y no iba a la escuela.
Mi mamá me decía… ¿no quieres ir a la escuela? ¡No vayas!
Y yo encantada de la vida. ¿Para quién fue el mal?
A los 6 años de edad, estaba en 1° grado, a los 7, 8 y 9 años seguía en primero.
A los 10 años de edad en segundo, y me pasaron a los 11 años de edad a 3°, sin saber multiplicar ni dividir. ¡Me hacía bolas!
Me preguntaba la maestra: ¿Por qué no vienes? ¡Porque no me da la gana! Me decían aquí espantan en la escuela y me ponía a llorar.
¡Que miedo me daba! Y cuando murió mi mamá, ya no hubo poder humano que me mandara a la escuela. Una de las profesoras que me dio clases fue la profesora Antonia Cruz.

En el año 55, todo se tapó este solar. Fue…, estuvo feo, llegó poquito antes de llegar a la esquina; todo esto era agua, todavía no estaba el Monumento, aquí subió el agua todo, todo. La cerca estaba tapada por el agua.
Ese mango (y me señalaba uno a mano derecha) es él único que queda de los 35 que había de esos. Tiene más de 100 años, lo sembró mi abuelo.
Y los demás que hay en el solar, esos los sembré yo.

Tuve 8 hijos, que son:
1.- María del Rosario Cobos Sain-André.
2.- Nieves de León Vda. de Sánchez.
3.- Marisol Cobos Sain-André.
4.- Ángel Gómez Cobos.
5.- Rosa María Gómez Cobos.
6.- Pedro Gómez Cobos.
7.- Manuel Cruz Cobos.
8.- Alejandro Ramírez Cobos (+) Tuviera 45 años de edad. Tenía 12 años de edad cuando murió.

Cuando yo tenía 4 años de edad, mi mamá tenía un hermano que se llamaba Román Saint-Andre. ¡Flaco! El era altote, porque dicen que mi abuelo medía dos metros; y mi mamá le decía… hermano, ¡vente a comer! y él decía… ¡a lo último! porque “el que como a lo último come más o no come”.

Había una tienda, su dueño era chinito, se llamaba Sebastián Wong, el papá de Elenita, la mamá de la doctora. La tienda se llamaba “La Siempreviva”
Cuando no me daban o no me ganaba yo dinero, le agarraba a las gallinas un huevo, y lo llevaba a la tienda, me daban 3 centavos por un huevo.
Le decía ¡Sebastián! Y le ponía en el mostrador un huevo, y yo me traía mi Liacho de dulces.
Mi mamá me decía ¿de donde agarraste dinero? Me encontré un huevo, y lo llevé a vender.

Aquí dicen que espantan, en este solar, me dijo la que fue mujer de uno de los herreros, que soldaba y pintaba. Decían que oían que arrastraba alguien un pie.
Y pues, a mi padre le dio embolia, y caminaba arrastrando su pie.
Pero yo he vivido muchos años aquí, y hasta la fecha sigo viviendo aquí.
También cuentan que sale en las noches una gallina con pollitos, por las calles del pueblo, y que cuando quieren agarrar un pollito, se desaparece la gallina con los pollitos.
Y yo digo…. ¡ay, Dios Mío! ¡A mí no! ¡A mí no!
Mi mamá tenia una vaca, ella ordeñaba vacas, porque sus hermanos le enseñaron a ordeñar, porque ellos tenían vacas, burros, caballos, en sus terrenos, y mi mamá, antes de casarse, ordeñaba 15 vacas.
Y cuando yo estaba chica, me acuerdo que mamá tenía rentado parte del terreno que estaba de allá del cuartel mas allá (lote # 26) y no le pagaban la renta. Entonces mi mamá los demando, porque había Juzgado aquí, todavía no lo pasaban a Panuco. Les dijo, pues tienen vacas, tienen con qué, y le pagaron. Y ella compró una vaca, en 40 pesos, que le daba 8 litros de leche, diarios. A mi me daba un pocillo, ¡medio litro de leche!
Querían mis hijos estudiar, y mi padre, pos tenia dinero, pero por, ¡bien marro! Le dijo una de mis hijas, abuelito ¡quiero estudiar! Y él le dijo.
A mi que me queda que estudies, ¡allá tu madre que los parió! Y ella se puso a llorar.
Y yo le dije, no le pidas ayuda a mi papá.

PIDELE AYUDA A DIOS ¡QUE DIOS ME AYUDE, Y YO LES DOY ESTUDIOS!

Mi padre viniendo de Tampico, en la lancha… dicen que no hay bien que por mal no venga, ¿verdad? Y que en toda obra Dios, menos en bacinica.
Se manió con el mecate con que amarraban la lancha, y se golpeo la cabeza, al irse por un lado. Y le vino una embolia, del lado derecho de su cuerpo. Y traje al Dr. Ramón Cantu, y luego luego dijo, ya tu padre no va a poder trabajar. Entonces los pescadores que le traían el camarón, me dijeron ¿te traemos camarón, Blanca? Si me lo quita y guarda. ¡Te traemos de poquito! Y así empecé a trabajar, y a ganar, y a guardar el dinero para que estudiaran mis hijos. En esa época, se ganaba lavando pisos, 50 centavos diarios, y en una noche de compra y venta de camarón, ganaba hasta 300 pesos, libres de polvo y paja.
No, ¡yo no! Ni un refrigerador. Yo veo aquí, a los vecinos, que trabajan el camarón, tienen 2 congeladores. Bueno, yo no, ni un refrigerador.
Yo nadamás compraba el camarón, y me lo llevaba y vendía en Tampico.

Cuando mi papa aún estaba sano, se llevaba el camarón, y allá en Tampico lo vendía, allá tenia el puesto, pero luego los socios de la Cooperativa reclamaron el derecho del socio.
Entonces mi papá, había tenido 3 tramos ahí, pues se los había dejado al hermano de mi mamá, le dijo: mira cuñado, déjame vender afuera, a los clientes. Y estaba el allá, y me venían a ofrecer camarón, y lo recibía, y me lo llevaba a vender, ahí mi papa me daba 5 pesos porque no, ¡nunca! Fue muy duro conmigo mi papá, y me queda la satisfacción que de los 6 hijos, yo fui la que lo crié a mi papá. (Lo vio en su enfermedad)

Pero en un pilar de esos de la casa, él tenía, metió una lata con 25 billetes de 1000 pesos. Y cuando empezó a subir el agua del 55, la de la inundación, le dijo a uno de mis hermanos, le dijo mi papá, mete el machete, de ahí, le dijo mi papá sácame el dinero, dicen y yo no lo vi, que parecían los billetes papel de China, de donde se gastaron. Entonces fué mi papá al Banco Nacional, pago el deterioro de los billetes, y abrió una cuenta con 25 mil pesos.
Y le vino la embolia a mi papá en 1959.
Nos despedimos de doña Juana Elvira Cobos San-André, agradeciendo sus atenciones.

Señora Nora Elvia Chao Ricardo

SEÑORA NORA ELVIA CHAO RICARDO

Nació el 29 de abril de 1956.

Padre: don Alfonso Chao Felizardo.
Su padre era don Manuel Chao Fong, originario de Tapachula,
Chiapas.
Su madre era doña Aurelia Felizardo, originaria de Pueblo Viejo.

Madre: doña Albina Ricardo Hernández (+), originaria de Pueblo Viejo.
Su padre era don Lucas Ricardo Ortega, originario de La Manza-
na, municipio de Ozuluama.
Su madre era doña Paula Hernández Martínez, originaria de
Pueblo Viejo.

La señora Nora Elvia Chao Ricardo, cuando estudiaba en la escuela primaria “Expropiación Petrolera”, participó en los concursos de cuerdas y de manera local, ganaba todos los concursos la escuela primaria que representaban.
Fueron a varios torneos, obteniendo los siguientes lugares:
Xalapa……………..primer lugar.
Poza Rica………….primer lugar.
Tuxpan…………….primer lugar.
México…………….cuarto lugar.

Las maestras llevaban a las alumnas destacadas, Nora Elvia Chao Ricardo, era una de las que mas sobresalían en esta disciplina, a los siguientes sitios:
Km. 75, Km.100, Km. 80, Cacalilao, Chapopotito, Chijol, y muchos otros mas.
Visitaban ejidos y ranchitos para enseñar la técnica del salto de cuerdas, así como las coreografías, pasos y vestuarios. La maestra Juanita Caldera Alférez, era quien principalmente enseñaba esta disciplina, y era auxiliada por las maestra Flor de Ma. Ortega, Alma Acevedo Rodríguez, maestra Malvira, y la maestra Minerva Torres Martínez.
En las rondas infantiles, también participio Nora Elvia Chao Ricardo.

Le agradecemos a la señora Nora Elvia Chao Ricardo, sus atenciones.
FAMILIA WONG SANCHEZ

Esta semblanza, es narrada amablemente por don Luis Wong Sánchez.
Mi papá don Luis Wong Chong, y su sobrino Celso Wong Chansi, hijo de su hermano Celso Wong Chong, que tambien vino al pueblo, eran originarios de Cantón, China. Llegaron a Pueblo Viejo, en el año de 1912.
Mi primo Celso Wong Chansi, era sastre. Le decíamos tío.

Desde esa fecha, empiezan su desempeño como comerciantes en Pueblo Viejo.
Sus inicios, fue un local chiquito, con rejas de tomate, cebolla, etc. en aquel entonces.
Estaba ubicado enfrente del solar de don Teodoro Cantu.
Mi mamá doña Yolanda Sánchez Fernández, era originaria de Pueblo Viejo.
De ahí, nos cambiamos a este terreno. Se empezó a formar el negocio. Después, ya tenía de todo. Calzado, hilos, telas, ropa, loza, cubetas. Aquí venían a buscar lo que necesitaban, hasta de los ejidos.
También contaba con un Molino de Café, llamado “Café Cuauhtémoc”, y surtíamos de aquí, hasta toda “La Brecha”, que hoy es la Carretera Nacional. Bueno, surtíamos hasta Tierra Blanca. Y de allá para acá, se traía de todo lo que había, como maíz, o piloncillo. En ese tiempo, solo estaba el molino de nixtamal, en aquel entonces no había tortillerías. Hasta el año de 1962 que surgió la primera tortillería en el pueblo que fue la de nosotros.

Mi madre, la masa la molía, hacia como un bocolito, que era llamado el Testal, lo cocía, y lo volvía a moler con toda la masa, decía que era para darle hilo a la masa, y se molía de nuevo con toda la masa, y ya entonces, empezaba a tortear con esa masa, y así comíamos en nuestra casa, en tortillas hechas en comal. Eso era cuando todavía no teníamos la tortillería.

Para ir a Tampico, pasaban los carros en el chalán, tardaban hasta un día para pasar, la cola venia a dar hasta aquí, enfrente de nuestra tienda. Son tres kilómetros de distancia.
Hermanos:
Rosa María Wong, Luis Antonio Wong, Minerva Wong, Ruth Mimí Wong, y Bella Hurí Wong .
Mi tío Enrique Ursulo Fernández trajo la luz eléctrica al pueblo. Contribuyo para que se hiciera la carretera de aquí al Humo, en tiempos de López Mateos.
En aquel entonces, los primeros electricistas, fueron: Juan Gallardo (+) Erasmo Pérez (+) y Ernesto, que aun vive, pero en Panuco.
Don Elías Navarro, anduvo promoviendo la Secundaria, y es que la querían llevar para Mata Redonda.

Mi tío Enrique U. Fernández, compró un terreno (El Retiro de Lourdes), estaba desnivelado, empezó a rellenarlo, y a construir las capillitas, y salio una roca de cristal; las personas le regalaban a mi tío pedazos de aretes de oro y plata, y monolitos que había en Tampico Alto, y todo eso se lo ponía a las capillitas, a la Virgen.
Mi tío Enrique Ursulo Fernández donó el solar para el cementerio.

Mi esposa se llama Carmen Vázquez Hernández, es originaria de Tuxpan.
Mis hijos son José Luis Wong, Yolanda del Carmen Wong y Martha Leticia Wong.
Porque no reviven el viaje en lanchitas, del muelle fiscal, a los merenderos de aquí de Pueblo Viejo.
En mi niñez, se jugaba al Burro francés, al Tiki/bein, se correteaban unos a otros, con una pelota. Al bote escondido, uno lo escondía, y cuando se encontraba, se decía, 1.2 y 3, ya lo encontré. O al cinturón escondido.

Amigo y vecino: Carlos Castañeda (+).
Comadre Flora, Sr. Rosendo Martínez que era panadero, hacia pan en “batidas”, que era en latitas de sardina. Tenia los siguientes hijos: Félix, Luis, Lola (su hijo Salvador es nuestro ahijado), Guillermo, Octavio, Gil y Juan. Cuando llegaban a su casa todos estos jóvenes, su mamá les tenía lista una cazuela con arroz, un jarro con frijoles, a un lado carne asada, huevos, chorizo, y el que iba llegando, se hacia lo que quería. Su mamá, estaba lave y lave todo el día, y haciendo todo su quehacer hogareño.
El que vendía el periódico por fuera de nuestra tienda, era don José Ochoa, mi padrastro.

Vecinos: Manuel Li Sandoval, vive ahora en México. Francisco Eng Pérez (+ ) Al lado de Telégrafos, vivía Gloria García, esposa de Yeyo. Al lado de Telégrafos estaba el Café del señor Onésimo Orta, y su mujer era doña Toña; padres de Florinda, y las Cuatas. El dueño del “Café El Gallito” era el Sr. Juan León.
Había una poza en la Fuente, donde nos íbamos los niños a bañar. Salía el agua del manantial. Íbamos muchos a jugar ahí, en una ocasión, vimos como una víbora se sacaba el costalito del veneno, y lo depositaba en una piedra (para poder tomar agua), y nosotros, con una resortera, le rompimos el costalito del veneno, y la víbora se mato a costalazos, se dio de cabezazos en una piedra, y todos lo vimos. El agua de la poza, nos daba a la altura del pecho.

Tuvimos muchos empleados: Amado, Esthela, Norma, Silvia, Lupita, Benito Casanova, Pepe Hernández (hijo de don Panchito, el de Sanidad) hoy nuestro compadre.
La casa era de Teja, mi papá levanto las paredes, yo eche los pisos.
Narra la esposa de don Luis Wong: el grupo Macondo continua, cuando empezó el grupo iban matrimonios, ahora somos puras mujeres.
Integrantes del “Grupo Macondo” de ayer y hoy: Zoila Cervantes, Elda Ruth García y su cuñada Gloria, Sebastian Anaya, Zenón Román, Mario Lacorte, Guadalupe Benítez, Laura Navarro, Eloina Hernández, Ángel Juan, Rene Pulido, maestra Lilia Del Ángel, Nora Hilda Ruiz, Rosa Careta, Silvia Guzmán.
Se hacen loterías de cartón, y merienda, luego una rifa de algún objeto entre nosotras mismas, para conseguir fondos para los festejos del día de la madre, para fechas especiales, cumpleaños, y nos vamos a algún restaurante.
Nos despedimos mi esposo y yo de la familia Wong Sánchez, agradeciendo sus atenciones.

INICIO DEL LIBRO "PUEBLO VIEJO VOL. 2 "

DON NICASIO CERECEDO ORTIZ

Padre: Don Gregorio Cerecedo Asunción.
Madre: Doña Antonia Ortiz.

El matrimonio era originario de Chicontepec.
Hijos: Guadalupe, Josefina, Nicasio, Gabriel, Gregorio Chico, y Candelario, que murió siendo un niño, de leucemia, a los 9 años de edad.
Don Nicasio Cerecedo Ortiz, quien es la persona que narra la presente semblanza, nació en Pueblo Viejo, en Octubre de 1925. Nació por el cementerio, por ahí vivían.
Narra lo siguiente:
Como fuí el primer nieto, fui criado de abuela.
Mi abuela Eduviges Asunción, y su esposo, me criaron. En aquél entonces, pos, veníamos al mandado a pie. Y mi abuela me contaba muchas cosas.
Ella decía, que un tío mío, que se llamaba Gabriel Cerecedo, y que era capitán, lo mataron a él, y a su caballo, a balazos.
También, me contaba mi abuela, que hubo balacera, mucho muerto; que se ocultaban tras de los poyos, por los balazos. Había una caballeriza frente a nuestra casa.
Aquí había Cuartel viejo, frente a mi casa, se veía bonito, hace poco lo tumbaron. Estaba ahí un subterráneo con escaleras abajo, bajé una vez esas escaleras, ahí había un olor fétido, y se veía un pozo.

Existía otra construcción militar, conocida como “La Combinación”, o la Casa de los Azulejos, porque estaba toda azulejeada, llegaba hasta a media cuadra de mi casa. Y abajo, había un Campo de Tiro, para los oficiales y un paredón de bloc, con arcilla y zácate, y nosotros, de chiquillos, recogíamos los pedazos de plomo. Tocaban los tambores y cornetas.
Primero fue el 7to. Batallón, y luego el batallón #34, que fue donde había yaquis. Su general, llamado Amarillas, era blanco, no muy alto.

En 1944, fue presidente municipal de aquí, de Pueblo Viejo, mi tío Manuel Cerecedo.
Aquí estuvo trabajando Lázaro Cárdenas, yo lo conocía, porque él era amigo de Pablo Ferro, y cuando estaban en la plaza, yo de cuzco, pasaba cerca de ellos.
Casi desde los 7 años aprendí a sacar jaiba, después a usar el arpón. Se todo del marisco, como se reproduce y cuando, el ostión, la jaiba, el de escama.

En una ocasión, cuando yo tenía casi 8 años de edad, acompañando a mi papá en la pesca, estábamos por la Punta de Santa Clara, eran como 10 o 12 personas, en línea, para afuera de la orilla, y llegamos mi papá y yo, y nos pusimos en la misma orilla, y pusimos un hilo, y anocheció, cuando se empezaron a oír unos hachazos, y ahí estaba un árbol frondoso, un higuerón, que no lo podrían abrazar ni tres hombres.
Las personas que estaban cerca, empezaron a gritar: te encargo una carga de leña, te encargo dos cargas si haces carbón, etc.
Oímos, cuando se desgajó, cuando se cayó el árbol. Pero todo ese ruido eran mentiras, para nada… ahí esta todavía.
Papá dijo, vámonos, que esto no es cosa buena.

En otra ocasión, eran como tres o cuatro charangas chicas, y unas grandes, y nos venimos papá y yo, y al llegar a la Punta de Buda, entonces afuerita, empezaron a gritar unas gentes… ¡auxilio! Que nos ahogamos.
Papá dijo: son los muchachos que vienen de las Guasimas, que es un lugar pegado a la Retama.
Se veía como que traían varas de otate, y costaleras de otate.
Papá dijo, ¡Vamos! porque esas gentes se vayan a ahogar.
Nos fuimos siguiendo los gritos, y cuando llegamos al lugar, ya estaban lo doble de retirado, y dijo papá: ¡Vámonos Cacho! Porque esto no es cosa buena. Se va a venir el norte. Y no era nadie.

Les voy a platicar, como una vez, se nos hizo de noche pescando, llegamos a la Cañada, eran como las 12 de la noche, y vimos una panga, con HACHO y arpón, y una canastilla, que se alimentaba con trapo con chapopote, en el Poste Alto, y se alumbraba con eso, la vimos con la luz, se miraba abajo el pescado.
Éramos Arcadio Cruz (mi suegro), Marcos Reyes y yo.
Alguien dijo… vamos a calentar el lonche y el café. Porque todas las noches hacíamos lumbre y lo calentábamos, esa vez, parece que ya nos daba, por que no quisimos hacer la lumbre. Cuando oímos una panga remando.
Dijimos, ¡mira! Esos andan como nosotros, andan buscando la vida. Y a los 75 o 100 metros, se oye cuando cayó la panga. Ahí estábamos, fue a la hora de que pasa el avión, y todavía pasa el avión, a las 12 de la noche. De la panga, nada se veía ya. Se desapareció.

Oímos que venía una recua de mulas, eran unas 5 o 6 mulas, por toda la orilla, y cuando los animales metían el casco, se escuchaba como si fuera lodo, se oía… zoooc, zoooooc; pero no había lodo, era puro cascajillo (cascajo del ostión).
Se oía como resoplaban las mulas… prrrr, prrrr, prrrr, y los arrieros venían hablando voces de ultratumba, no se les entendía nada, y ya cerquita de nosotros, como a 15 o 20 metros, las vimos nosotros, a las mulas, y una se atascó, y se oyó como cadenas, o dinero; ahogado el ruido, como de arandelas.
Nos paramos sin decirnos nada. Uno de nosotros agarro el remo, otro palanca, otro canaleta, y hasta como unos 200 metros, iba zumbando el bote de miedo.
Y todos cansados, entonces, dijo mi suegro, don Arcadio Del Ángel:
¡Vámonos! Que esto no es cosa buena.
Nos venimos, al llegar a la orilla, nos dijo, tiendan el hilo ustedes, porque yo me siento malo. Yo seguí yendo a pescar, con mis amigos. Le preguntaba por él a Cecilia, la mamá de mis hijos, me dijo días después, que su papá decía que si podía ir a verlo. Llegué a su casa, me pusieron una silla para que me sentara, mi suegro estaba malo, hablaba enterpejamado, y me dijo:
Te mandé llamar, para que vayas a sacar el dinero, que ese dinero es tuyo.
Yo le dije a mi suegro que sí, pero yo no fui, ¡que iba a ir!
Cuando regresé a mi casa, apenas llegando, que me vienen a decir que ya había muerto.

Luego me pasó esto… andaba a media noche, pescando, tenía puesto el hilo, me acompañaba este muchacho, Candelario Escalante Molar, le decían “La Matita”, y luego, cuando estábamos pescando, estaba acostado por popa y el por proa, y de repente dijo… ¡mira! ¡Mira!
Le pregunté… ¿Qué pasó?, me dijo: cayó una bola de lumbre al agua, y de rato dijo Candelario, vámonos, tengo escalofríos, y a los 4 o 5 días, murió. Y esas bolas de lumbre, contaban, que caían mucho ahí.
Esa vez, yo no la vi, es que dicen que así como caían, brincaban sobre el agua, y se desaparecían.
En una ocasión, andábamos pescando, Domingo Reyes, el marido de Antonia, a él lo conocemos como “Cotorrula”, también andaba trabajando Domingo Maya, hermano de Alberto Maya, el que lo crió doña Paula Alamilla, y estábamos en la orilla, ya habíamos lonchado, solo que estábamos reposando, para luego seguir pescando, cuando dijo….
¡Mira! ¡Mira! Que dijo que la lumbre que caía y que saltaba, y que se viene
el a la tierra. Y se vio malo como por 15 días, y tuvieron que ramearlo, y con huevo, y de espanto. Se salvo, y ahora el cura torceduras.

Una vez, andábamos pescando, en el Estero de Tamacuil, exactamente en el Esterillo “Las Uvillas”, íbamos tres, que éramos mi papá, mi patrón, hijo de Irineo, el que molía caña, creo que se llamaba Tereso; mi papá iba de frente, nosotros de espalda.
Oímos el ruido, ruidazo que traían, como que iban abriendo brecha entre el monte, como un ciclón.
Era un caballo muy grande, con jinete, y que las patas traseras del caballo, quedaron apoyadas en el barranco, y las patas delanteras se quedaron en el Esterillo, y tenia como 14 o 15 pies de hondura.
Papá cuando vio ese caballo, nos grito…. ¡guárdense! ¡Guárdense! ¡Se aboga! ¡Se aboga! (pa atrás, pa atrás), y hasta que ya estuvimos lejos de ese lugar, fue cuando papá nos contó lo que el vio.

Una vez, iba yo con un compañero, era Jesús Mar, alias “El Patillas”, hermano del “Coreano”, del “Jaibitas”, porque pesca jaibas.
Íbamos allá atrás de la Cruz de Piedra, iba con lancha de motor.
Rebollaba (brilla el agua) decimos arde el agua, por el salitre del agua (muy salada).
Entonces me hizo así, una seña, de que viera lo que había aparecido en la laguna, entonces me vine, se acerco el, dejamos el pescado atrás, era una linterna de Coleman, con brillosa luz. Cuando llegamos, ya estaba la luz como a 200 metros.
Como yo la laguna la conozco como la palma de mi mano, en la Isleta Grande, parte sur, ahí canaleamos. Porque ahí se metió la luz, por atrás de la isleta, y la vimos la luz como a media isleta.
Y me voy hecho el lance. Cerca de donde andaban ellos trabajando, y vi cuando el patrón agarraba los rollos de corcho y el plomero, y era una cosa exagerada, rápido, de rapidísimo, y el otro llevaba el remo empujando; y yo calcule, el da la vuelta, y al dar la vuelta, se apago la luz.
Y le dije…. ¿no viste? Se desapareció.

Y apareció en la Isleta Grande, y levantamos todo, solo habíamos capturado 1 o 2 pescados de lisa, y seguimos la luz, y luego apareció rumbo a las “Vendimias”, en la Isleta Grande, y después agarro rumbo a las Mojoneras.
Cuando ya no hubo viento, me dijo mi papá, huele a chapopote, y luego dijo huele a café. Es que se venían los olores de la Isleta Pérez, los olores de las fábricas del Orange, la Jabonera, la que hacía el jabón “Lirio” y el “Cocol”, y me dijo el patrón, ¿para donde le pego? Le conteste para “Vendimias”, o para “Barranco” y antes de llegar a “Barranco”, se nublo como el tornado, con muchas nubes negras, y se vino un viento muy fuerte, y pasamos sobre las charangas, como volando, y ya íbamos llenos de agua, y pasamos rompiendo varas de otate de las charangas.
Y ahí estuvimos, hasta el otro día, y si nos agarra mas afuera, no la estuviéramos contando.


¿Quieren que les cuente otra?
Cerca de Tamiahua, pedimos permiso en un potrero. Les dijimos, somos pescadores de Pueblo Viejo, y les dijimos de quien y quien éramos familiares de familias de Pueblo Viejo, ¡y si!, porque ya salimos casi, casi ¡parientes!
Y el mismo dueño del potrero, desatoró la alambrada de púas, para que pasara la camioneta donde íbamos. Eran puros zacatales, y nos pusimos debajo de un higuerón grande, estábamos ahí en la noche, cuando nos pusimos a calentar la cena. Éramos como 7 u 8 gentes, de los que recuerdo eran Panchito Careta “el Pollo”, el marido de la Raspa, Alberto Cerecedo y otros.
Y como a las 9 de la noche, calentando las tortillas, las cuales asoleamos antes, para que aguante la tortilla días, oímos quejidos, como tres quejidos, y Pancho “el Pollo”, que estaba acomodando las tortillas dijo, yo me voy para adentro.
El “Fofoy”, Tacho mi cuñado, hermano de Cecilia Del Ángel, también se quitó de ahí.
Y yo por más valiente me quede allí, y yo en realidad, nunca tuve miedo, de rato, escuche otro quejido. Y yo creía, que era algo que nos querían espantar.
Al otro día, todos dijeron…. ¡vámonos, vámonos! Y el señor, dueño del potrero, nos pregunto porque la prisa, y le contamos todo.
Y dijo, con razón, como se les ocurrió ahí, y debajo de ese higuerón, si ahí colgaron a más de 30 gentes, por eso se oyen ahí quejidos.
Ese potrero, esta de San Luciano, adelante. Supe que muchos enterraban el dinero.

De tiendas, estaba “La Barata” del chino Ángel. En el Camarón vivía mi tío Manuel Cerecedo. En el poste nos poníamos a jugar al burro cansado.
Vivía Manuel Cuan, el papá de Ángel Cuan y Juan Puon “El Chinito”, donde está la tortillería.
También estaba la tiendita de don Simón, estaba por la iglesia.

Yo me acuerdo que cuando iba a cumplir los 17 años me casé, con Cecilia Del Ángel, que era originaria de la Retama, tenia 14 años en ese tiempo, y su hermana se llamaba Hermelinda Del Ángel.
En el sorteo de conscriptos de Monterrey, me tocó bola blanca, y me fui a Monterrey.
Y fui Sargento Segundo y me dieron orden que fuera a Puebla al examen.
Me hice Sargento Primero, que es bien difícil, porque de ciento y pico, solo hay un sargento primero.

De mi matrimonio con Cecilia Del Ángel (+), nacieron los siguientes hijos:
José Manuel Cerecedo Del Ángel.
Santa
Carlos
María Victoria (+) ayer la sepultamos. 3/junio/2008
Josefina
Lidia

Mi casita la hice con lodo amarillo, con zácate, revocado con cemento, luego la tumbé y la hice después de madera. Teníamos como 40 botes jaiberos, se sacaban como cinco toneladas de pescado, de la lisa. También me gustó el comercio, iba a la Rivera.
Mi segunda esposa, se llamaba Inés Careta Díaz (+).
También es mi hija la maestra Laura Inés, que trabaja en la escuela primaria Manuel Azueta., y la profesora Alicia, también es mi hija. ¡Tengo en total 14 hijos!
Nos despedimos de don Nicasio Cerecedo Ortiz, agradeciendo sus atenciones, y ya para retirarnos de su hogar, nos manifiesta: si cuando terminen ese libro, yo ya no estoy, ahí le dan un ejemplar, a uno de mis hijos. Para que sepan, lo que yo les platique; que lo que yo he vivido, lo vean escrito en un libro.

-¡Oiga! Don Nicasio Cerecedo, no diga eso, nos vamos a apurar a hacer el libro, y además, usted, pues, Dios lo ha de conservar con bien mucho mas tiempo.
-Pues que mas quisiera yo, pero en eso quedamos; que nadie tenemos la vida asegurada.

Nos retiramos, mi esposo y yo, sintiendo la presión del tiempo encima, Don Nicasio, tiene cuadernos, donde apunta dichos, y todo lo que le parece interesante del pueblo, como leyendas, y sucesos sobrenaturales, verídicos, por años lo ha hecho. No queremos fallarle, ahí si que no queda más que pedir la ayuda de Dios.

Profesores


De arriba a abajo,y de izq. a derecha:
Director Jesus Briones Vazquez, Rosa Elena Gonzalez Garcia, Lluciano Bautista Hdz.Angelina Reyes Medina, Julia Inés González Borrego, Victoria Herrera de Herrera, Ma. Dávila Rojas e Isabel Carrizalez Tovar.

Mi abuelita Luz y descripcion de algunas de las fotos.


Fotos:
1.- Iglesia antigua, de material, que se ubicaba en terrenos donde esta localizada
actualmente la esc. Prim. “Exp. Petrolera”. Esta iglesia, fue anterior a la capillita de madera, que se localizaba en terrenos de lo que hoy es el mercado de Pueblo Viejo. Cortesía de doña Soledad Rodríguez Mellado.2.- Cuartel Viejo, por la calle Carranza.
3.-Don Sabino García (con chaleco) era regidor, Don Enrique U. Fernández, Celestino Ferro Polito, Ricardo Casanova, Sr. Torres, y Sr. Manuel de Dios y Silva.
4.- “Retiro de Lourdes”, ahí se realizaban eventos políticos, y celebraciones.
5.-Sebastian Anaya, Enrique U. Fernández, Gobernador Quirazco, Celestino Ferro Polito, presidente mpal. en los años 40 s, Pablo Ferro Polito, fue jefe de Hacienda.
6. – Desfile de la Esc. Secundaria . 1 er fila: David Novella Saldaña, Tito Guzmán Rodríguez, Mauro Alpirez.2.-fila: Hortensia García Maya, Delia Zarate Saldaña.
7.- Héctor Manuel Hernández Hurtado, Noemí Domínguez Careta (abanderada) y David Novella Saldaña (fotos 6 y 7 cortesía de la familia García Navarro).
8.- El café “El Gallito”, visto desde los pasillos de la primaria “Exp.Petrolera”.
9.-Sra. Luz Orozco León de Mayorga. Mi abuelita Luz.
10.- (de arriba abajo, de izq.a der) Profesores: Director. Jesús Briones Vázquez, Rosa Elena González García, Flor de Ma. Ortega Domínguez, Rosa Eva Velazquez de la Garza, Luciano Bautista Hdez; Angelina Reyes Medina, Julia Inés González. Borrego, Victoria Herrera de Herrera, Ma. Dávila Rojas e Isabel Carrizalez Tovar.
11.- Despedida de soltera:(de arriba abajo, y de izq. a der.)Sara Olvera de Pazzi, Genoveva Olvera Alejandre (Beba), Herlinda Olvera Castro de Biraghi (la Nené), Narcisa Alejandre de Ostos (mamá Chicha),Hilda Delia Ostos de León(Negra),Rosalba y Conchita Rodríguez Anaya, Delia Sánchez (Catita), Gracia Ostos Alejandre, Ninfa Morato Alejandre, Luz Ma. Tod; Consuelo Alejandre de Olvera (doña Chelito), Ma. de Lourdes Olvera Alejandre, José Fregoso Martínez, Aracely Alejandre; niño Gerardo de León Ostos, Ma. Clotilde Ostos Alejandre (Cotita), Berta Ostos Alejandre de Ramos Valdiosera, niño Jesús de León Ostos.
12.-Srta. Degna Isis Artolozaga Vite, integrante del Grupo de Folklore de la Casa de Cultura de Ciudad Cuauhtemoc, Ver. 13.- Ma. de la Luz Mayorga Morales(kinder).
14.- Ronda infantil, cine “Florida”, los poyos de la plaza, kiosko, negocio de don Elías.
15.- (8 de diciembre de 1958).Carro alusivo a las fiestas patronales de la Virgen de la Purísima Concepción. La señorita que representa a la virgen se llama Alicia Acevedo Rodríguez. El niño Pepe Toño Fregoso Olvera esta en la margen izq.en la parte media.
16.- Cumpleaños de José Antonio Fregoso Olvera. Al fondo de la foto, se aprecia la escuela primaria “Ignacio Zaragoza”. Niños invitados: a un lado del festejado, vemos a su hermano Horacio Florentino, sigue Pablo Morato Junior, Fernando Lince; Moisés Ramos Ostos, el niño Estrella ,Beto Sánchez, Berta Guillermina Ramos Ostos (Chulis),Marta Elena Ramos Ostos, la hermana de Betito Sánchez, Javiercito Álvarez Morato, Toto Llado, Ma. Sica Rodríguez Novella, Sergio Monterde, Umfalia Aviles y Nachita Aviles, a su lado, están las hijas de Jovita Pacheco, sigue Laura Lince, atrás de ella, Rosa Lince, al lado de Laura Lince, se encuentra Cai Bayly, luego Conchita Villanueva. En la orilla de la derecha, Gustavo Llado, sobrino de la maestra Hilda Llado, Machis Felizardo, Mary Lince, Mayu Felizardo.
17.- Boda doble en la capillita de madera, que se ubicaba en actuales terrenos del mercado. Boda de la señorita Ma. de Lourdes Olvera Alejandre y del joven José Fregoso Martínez. Boda de la señorita Ninfa Morato Alejandre y del joven Javier Álvarez del Toro. Foto 10: cortesía :profesora Rosa Eva Velázquez de la Garza.
Foto 12. Cortesía de la familia Artolozaga Vite.
Fotos 11, 15, 16 y 17, cortesía de la familia Fregoso Rodríguez.


Fotos:

18.-Sr. Demetrio Molar Lara (+) cortesía de su hija Marta Gpe. Molar del Ángel.

19.-Sr. Ruperto Ruiz Perales (fue presidente Mpal.), don Pablo Ferro Polito, Hermenegildo Díaz (fue presidente Mpal.),…y sr. Sebastian Anaya (fue jefe de la oficina de Hacienda) (cortesía del sr. periodista Pablo Ferro Juárez).

20.- Fila sup. y de izq. a der.:“Calina”,…,José Cruz(Pepe “El Papón”),y no era jugador del equipo),Ángel Garrido(+),Berta Molar Lorenzo,…en la fila inf. Graciano González “Chano” (+), “ Layo”, Cervantes, y Enrique Molar Lorenzo (+) “El Viro”.

21.- Acción Católica en los años 60 s. (fotos 20 y 21, cortesía de Berta Molar Lorenzo).

22.-Equipo de Basquetbol de la esc. “Exp. Petrolera”, año 1960 (campeones).
De arriba abajo, y de izq. a der. Jorge Luis García Navarro (LA Gavila),Jorge Méndez Pinete, Leopoldo Orozco Nava (Polo), Madrina Conchita Novella Saldaña, niño al fondo, Vicente Segura (El Zurdo),Luis Méndez Salazar, José Guadalupe Gazca; niños en cuclillas: Arturo González , Octavio Molar, Perales. Al fondo de la foto, sentado, Ramón Suastes Salas.

23.-Equipos de básquetbol en el Auditorio de Tampico,, de izq. a der. Fila sup. Integrantes del equipo “Houston Olimpic”, Fila media: Integrantes del equipo de Pueblo Viejo: Penjamo, Ernesto Salomón González, presidente municipal Héctor Sánchez Ponce, Ubaldo Navarro “Balo” (hermano del profe. Maqui), Carlos Guillen Arteaga “La Changa”.Fila inf: Víctor García Navarro, Profe. Maqui,…, José Luis Wong, y “El Boy”.

24.- Equipo “El Veracruz”: de arriba abajo, y de izq.a a der. “La Guadilla”, Juan Anaya Morales, portero Jorge Méndez Pinete, Julio Cesar Sánchez González, Aurelio San Martín “Yeyo”, Alfonso Guzmán Rodríguez, Leopoldo Orozco Nava (Polo), Panchito Rivera, Ángel Juárez “La Perla” y “El Tocino”.
25.- Equipo de basquetbol. Enrique Méndez Pinete. El tercero, de izq. a derecha.