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miércoles, 6 de mayo de 2009

Doña Arabelia Ruiz Perales


DOñA ARABELIA RUIZ PERALES

Padre: Felipe Ruiz Fe.
Madre: Isabel Perales.
Hijos: Ruperto (+), Guadalupe (+), Evangélina (+) y Árabelia Ruiz Perales.

Doña Árabelia Ruiz Perales, de manera amable, cariñosa, nos narra con voz suave, que ha momentos parece el susurro del viento, como si hablara para si misma, lo siguiente:
Nací el 14 de diciembre de 1914, mi mamá era originaria de un pueblo de Montemorelos, cuando mi padre se caso con mi mamá, ya habían muerto los padres de el.
Somos de Montemorelos. Mi familia llego de primero a vivir a Tampico, de ahí nos trasladamos aquí al norte de Veracruz, por el famoso auge de las compañías petroleras. Llegamos al “Ojital”, porque a mi papá lo contrataron como Mayordomo en la hacienda de un gringo, la hacienda se llamaba “El Naranjal”, yo estudie un breve tiempo en una escuelita que ahí había. Mi familia se traslada posteriormente a Pueblo Viejo, y yo ingreso a la primaria del pueblo, donde concluyo mis estudios hasta el 4 to. grado.
Me case a los 26 años de edad, mi esposo se llamaba Genaro Melo Parrilla, y era originario de Pueblo Viejo. Mi hijo se llama Luis Antonio Melo Ruiz, y mi nuera, se llama Guadalupe Benítez, y es originaria de Iguala. Tengo 4 nietos, y 8 bisnietos.
En mi juventud, aprendí alta costura, trabaje unos años en una famosa tienda, donde se confeccionaban vestidos para Bodas, XV años, Primera Comunión, Graduaciones, bautizos, esa tienda de primero se llamaba “Cd. de Monterrey”, después su dueño la vende, y se traslado a San Luis Potosí. Su nuevo dueño, le cambio el nombre a “Casa Blanca”.Ese local se ubicaba en terrenos donde hoy se encuentra la tienda “Del Sol”.
Cuando cumplí 60 años de edad, recibí mi jubilación. En mi hogar, que se ubicaba por la calle Carranza, siempre me buscaban los pobladores de Pueblo Viejo, para que les confeccionara los vestidos para los festejos más importantes. También tenía clientas de Tampico, Altamira Madero, Estación Manuel, Pánuco, y otras poblaciones. Era tan solicitada, que mi agenda de trabajo, estaba llena hasta por meses de compromisos anticipados. Fue una época muy hermosa.
Puedo decir, con absoluta seguridad, que tuve tantas amistades, todas ellas sinceras, leales y afectuosas, que el recordarlas, me hace muy feliz. Algunas de mis amistades y vecinos fueron: Evelia Castañeda Lorenzo, la “Negrita Biraghi”, las señoritas Ostos Alejandre. Abad Rodríguez y su esposa Refugio Flores. Eva Ramírez de Lince y su esposo Ulises Lince, Berta Villegas de Ruiz, el señor Daniel Felizardo. El “Negro Candido” y su esposa, vivían por la calle Primero de Mayo. Don Olayo Salazar, y don Vicente Guillen, doña María Llado, y ella daba clases en vacaciones, en su casa, y a niños principiantes, porque antes los niños entraban a la escuela ya grandecitos, y varios ingresaban sabiendo leer y escribir. De mi niñez recuerdo que los papás de uno, no nos dejaban salir; solo a la escuela, y a los paseos que organizaban los maestros, cuando nos llevaban a los ranchitos de los alrededores del pueblo. En mi juventud, había kermés en el pueblo, bailes en el kiosco de la plaza, iba a fiestas donde me invitaban, eran fiestas familiares.
Mi hermano Ruperto Ruiz Perales, fue presidente municipal de Pueblo Viejo por dos periodos (no fueron estos periodos consecutivos). En el año 55, fué su último periodo. Le tocó lo del ciclón Hilda, siendo presidente de Pueblo Viejo. Mi hermano Ruperto Ruiz Perales, y su esposa, fueron padrinos de Berta Molar Lorenzo.
Hasta aquí llega lo narrado amablemente por doña Árabelia Ruiz Perales; yo agrego que en mis tiempos de juventud, cuando yo estudiaba enfermería, y mi amiga Teresa Arguelles Rivera (Ely), estaba preparándose en el magisterio, en varias ocasiones visitamos la casa de doña Árabelia Ruiz Perales, y es que Ely, una o dos veces por semana, le ayudaba a doña Árabelia a bordar la chaquira, la lentejuela, y todos los adornos que llevan los vestidos de novia, XV años, y de otros eventos igualmente importantes. Doña Árabelia no se daba por mal servida, y mi amiga Ely, recibía una generosa retribución.
A mi, doña Árabelia me invito también a ser una ayudante de su taller de alta costura, tomando en cuenta que en la secundaria # 2, la cual está por Colonias, en Tampico, llevé el taller de costura, así que algo sé de costura. Pero en esa época, entre mis estudios de enfermería, practicas en hospitales y ayudarle en el trabajo de la limpieza de la escuela a mi abuelita Luz, lo que menos tenia era tiempo. Pude haber aprendido mucho de alta costura con doña Árabelia Ruiz Perales.
Cuando se llegó el tiempo de las graduaciones, de Ely, y la mía, Ely, estaba altamente posicionada en el aprecio de doña Árabelia, y consiguió para nosotras un lugar en la agenda de trabajo de alta costura de doña Árabelia, y ella nos hizo nuestros vestidos de graduación, le llevamos muestras de telas, nos aconsejó los modelos, y nos sentíamos reinas el día de nuestra graduación. Sabíamos que estábamos vestidas con los modelos mejor elaborados de la región, hechos expresamente para nosotras, y con mucho profesionalismo.
Puedo presumir, yo también fui una de las clientas de doña Árabelia Ruiz Perales.
Nos despedimos, mi esposo y yo, reconociendo las atenciones de la familia Melo Ruiz, y de doña Árabelia Ruiz Perales, y ella nos da su bendición, la cual agradecemos, deseándole que continué con salud, que Dios la siga protegiendo, por medio de su familia, que está muy al pendiente de ella, que se nota que vive rodeada de amor.
Pueblo Viejo así es, familiares, amistades, vecinos, todos se tratan con mucho cariño y respeto; y a las personas de mayor edad, con mayor razón.

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