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miércoles, 6 de mayo de 2009

Don Antonio Villanueva Delgado

DON ANTONIO VILLANUEVA DELGADO

Padre: don Primitivo Villanueva Castillo, originario de Pueblo Viejo, así como sus padres.
Madre: Doña Eulogia Delgado Leiva, originaria de Pánuco.
Hijos:
Isabel Villanueva Delgado.
Andrea
Ventura.
María.
Consuelo.
Antonio.

Don Antonio Villanueva Delgado, es quien nos narra la presente semblanza.
Cuando yo tenía 2 años de edad, mi madre nos llevó a Pánuco. Los más grandes ya habían volado.
Regresé al pueblo, a la edad de 8 años, cuando murió mi mamá. Mi padre era pescador. Cuando era chico, mis vecinos eran pocos. Yo vivía con mi tía María Villanueva Castillo.
Enfrente vivía mi primo Simón Delgado, de este lado, antes de llegar al taller, vivía Pablo Peña, y enseguida, vivía la señora Santos Vicencio, casi pegada al callejón.
Por el lado de abajo, vivía la señora Flora Olvera. Casi no había casas, y una casa existía por esta calle, que no se encontraba habitada.

Nací en 1931.
Después del ciclón, del 55, el que arrasó con todas las casas que había por esta calle, después se repobló.
En ese tiempo, subió mucho el agua, subió más de 3 metros por esta calle, y llegó cerca de la falda del cerro, llegó cerca de donde hoy está el Monumento a Cuauhtemoc; llegábamos en bote hasta el pie de la plaza.
De las tiendas de aquel tiempo, diré que estaba la de Jorge Wong, el era dueño de la tienda llamada “La Gardenia”. Yo hacía los mandados.
Mi padre, me contaba muchas anécdotas y leyendas de este pueblo.
Me narraba, que cuando este pueblo se fundó, lo fundaron los piratas, que los barcos entraban por donde hoy esta el Puente Prieto, y la laguna de Pueblo Viejo, era tan honda…
y entraban los piratas en sus barcos.
Todas las casas de teja, que hay en el pueblo, antiguas, las hicieron los piratas, ellos las dejaron, ¡si, las casas de teja! Como la “Barata”, y la casa de Ferro. La laguna era muy profunda.

Los primeros pobladores, no enterraban a sus muertos como nosotros.
Hacían unas criptas, y los nichos, eran de acuerdo al número de miembros de la familia. Si eran, 4 o 5., esa era la cantidad de nichos con que construir las criptas. Antes había más criptas en este cementerio del pueblo, pero las han tumbado.

Contaba mi papá que había unas luces que salían en la laguna, que eran los piratas que habían muerto, que salían a cuidar sus tesoros que habían dejado.
Se hundió un Galerón cargado de barras de oro, por la Punta de la Malagana.
Es que antes, se hacían unas olas muy fuertes en la laguna. Y esa vez, al salir el Galerón por la Ensenada, le agarró el oleaje fuerte, y ahí se quedó el barco. Tendrá más de 20 pies de enterrado. La gente que sabía esta historia buscaba el tesoro en tierra; si había enterrado por los piratas, pero lo mejor está todavía bajo el agua, como a 10 metros de la orilla.

Por la Punta de la Malagana, sale el “Compadre” a bañarse, y a cuidar su dinero, de media noche en adelante.
Aparecía un bote, que venía caminando (flotando) sin agente adentro.
Otro con vela, sin tripulación y sin viento que lo moviera.

Una vez, yo lo seguí, y navegaba rumbo al final de la laguna de Pueblo Viejo.
No me podía acercar más al bote, no me lo permitía.
Había charangas, unas 6 o 7 charangas, y estaban paradas, y no le estorbaban al bote sin tripulación, y se pasó por en medio de las charangas.

Una vez también lo seguí, enfrente del restaurante de mariscos “Villa Azul”, me lo encontré, pasó por el Barranco Grande, Amarillo, antes de Santa Clara.
Se estancó, se veía una como luz. Yo no le perdía de vista.
Como a las 4 de la mañana, se despegó de ahí, se fue VELEANDO, se perdió hacia el fondo de la laguna.

En la laguna, se aparecía una como especie de lámpara de gasolina, por la luz.
Por cierto, que se llevó a una pareja de pescadores.
Atarrayaban por la noche, por el Cuartel Viejo, vieron unas lumbreras, unas llamas, y ellos creían: ya está alguien cociendo el camarón.
De una luz, se formaron 2 luces y al bote que iban BOGANDO, se les acerco esas luces. Los pescadores, con el remo, les daban de CANALETAZOS (canaletes) a las luces.
Y después, esas luces, se volvieron 2 calaveras, que se pegaban una a la otra. Y que se desembarcan del bote, uno de los pescadores se murió y el otro se fue de aquí.
A Feliciano Suástes, que era papá de Ramón Suástes, en una ocasión, salió él, con otros 2 pescadores. Había mucho róbalo, en cada norte que venia, había mucho que pescar, estaba virgen la laguna. Andaban en la Punta de Malagana y sacaron el hilo para afuera.
El era uno de ellos, eran 3 en total.
Y estaban acostados en tierra, en la orilla, esperando que se calmara el norte. Esperando haber cuanto róbalo habían atrapado.
Pero antes que sus compañeros, despertó uno de ellos, y en la orilla, va viendo 2 latas de dinero. Una contenía plata, y la otra contenía oro.
Y que agarra la que contenía oro.
Y que se le aparece un hombre grande, vestido de negro, como charro.
Y le dijo… ¡Oiga amigo! Deje eso ahí, no es suyo.
También le dijo, ¡si te lo doy!, si me traes un niño nacido de solo 3 días.
El pescador le dijo que sí, pero no le dijo cuando.
Y ese hombre de negro, se le aparecía seguido, y le preguntaba que cuando le cumplía con lo del niño de 3 días de nacido, y de eso se murió el pescador.

Les contare una anécdota chusca o curiosa, ahí ustedes dirán:
Estaba yo el 10 de febrero del 2005 pescando, en un lugar especial, a donde me dirijo cuando hace frío y estaba el norte pero fuerte y empujaba el agua uno que otro camarón.
A mí me gustan las cachuchas, sobre todo una por ser muy calientita. Y se viene una bajada de viento, y se va mi cachucha.
Le tiré la red, y nada. Pensé… ¡tanto que me sirve la cachuchita!
Al segundo día, que era recaída del norte, trepé a las 9 de la noche, empecé a CUCHAREAR camarón. Entre el camarón salió algo oscuro, ya después al revisar lo que había sacado de la laguna, apareció mi gorra. ¿Cómo estuvo que regresara al mismo lugar? ¿Y como estuvo que la vine a agarrar yo mismo?

La luz esa, yo también la vi una vez, parecía quinqué, en la Punta de la Malagana, cuando esa vez, yo salí a pescar, y todavía era GARETERO, estaba al garete, pescaba donde podía.
Veo la luz por la Punta de la Malagana, yo estaba acostado por la proa. Se vino la luz, derechito, derechito a mí.
Hacía así….FISSSS FISSS, como hace una lámpara de gasolina, y estuvo como 10 minutos, y luego hizo camino, derecho a la Punta de la Malagana.
Al otro día, en la mañana, los que pescaron por la Punta de la Malagana, mostraron que habían sacado entre 70 y 80 kilos de camarón. Fue como si esa luz me avisara que había bastante camarón grande, como que me decía por donde había más camarón.

Mi primo político, don David Visuet, tenía la lancha “La Golondrina”.
Salían las lanchas Del Paso Real, que estaba a la altura entre “El Pescador” y “El Pesquerito”, ahí estaba el atracadero, y llegaban al muelle fiscal; al bajar de la lancha, solo pasábamos la vía, y ya estábamos en el Mercado de Tampico.
Cabían como 40 pasajeros en esas lanchas, 20 a cada lado. Y llegaba como en una hora de camino a Tampico.
Había otras lanchas con los siguientes nombres:
La Cubanita, La Flor de los Bosques y eran de los Mar, de Toño y de Pancho Mar.
Don Roque Castillo (+) era el encargado de arreglar los motores de las lanchas. Esos motores eran de carro, y las lanchas eran de madera, no como ahora, que son de fibra de vidrio.
Agradecemos las atenciones de don Antonio Villanueva Delgado.

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