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domingo, 2 de agosto de 2009

El aguila que cae ( 4 )

También hizo jaulas grandes, de tela pollera, del entramado de orificio pequeño, donde criaba infinidad de pajaritos, de los cotorritos australianos, y les tenía sus divisiones, para que no se pelearan.
Tenían sus niditos, y comían alpiste.
En jaulas individuales, tenia gorriones, los del pecho amarillo, unos cardenales, y de otros pájaros, que ya no recuerdo su nombre.
Mi preferido, por siempre es uno que .tiene el plumaje feo, grisáceo.
El pajarraco es grande.
Come mosco seco, revuelto con plátano.
Pero que bonito canta.
Gorjea su pecho, que sube y baja al ritmo de la melodía que interpreta.
Es de clima frío.
Pero mi abuelita, logró que viviera por largo tiempo.
Al final, cuando regaló los australianos, porque eran muy prolíficos; y se murieron los cardenales, y se huyeron los demás pájaros, como los gorriones, nos quedamos solo con el jilguero.
Pero valía, lo que todos los pájaros juntos.
Sus melodías son muy variadas, su canto es fuerte, es fácil que sea oído a lo lejos.
Si hacia mucho calor, como en mayo, nuestro pajarito tenia su abanico, solo para el.
Y lo agradecía, (como el podía) cantaba y cantaba.
Y nos quedamos con solo un pájaro porque mi tío consiguió su plaza de maestro, lejos, a 16 horas de camino, en autobús.

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