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domingo, 17 de mayo de 2009

Analisis literario del libro "Pueblo Viejo Vol. 2 "

“PUEBLO VIEJO”
Volumen II
María de la Luz Mayorga Morales



Presentación de la obra en:
La Claraboya Literaria
Tampico, Tamps., México
Marzo 12 de 2009


Comúnmente lo heroico se asocia a actos que tienen que ver con la valentía, y su mayor o menor importancia tiene que ver con el número de personas redimidas por ese acto. Comúnmente, también, escuchamos que la historia suelen escribirla los vencedores. Cuando nos topamos con la llamada “historia oficial”, esa historia entre comillas, escrita solamente con versión de los poderosos y manipulada por ellos para contar nada más lo encaje con su conveniencia e intereses particulares, uno piensa que la historia no es otra cosa que un listado de hechos heroicos.
Por fortuna no es así. A la historia de una comunidad la construyen todos los días, día tras día todos y cada uno de sus habitantes con sus hechos cotidianos, con sus vivencias y con la contribución de sus actividades en beneficio de la sociedad que habitan. En todo caso, si la historia fuese una mera relación de héroes, ellos son héroes desconocidos, la inmensa mayoría.
Así como cada uno de ellos tiene su propia personalidad, única y distintiva, del conjunto de todos ellos surge la identidad nativa; surgen las características, rasgos y particularidades que distinguen a una comunidad y la hacen ser única, original y singular.
Con sus actividades cotidianas, sus personales formas de vivir y relacionarse en sociedad, van dando lugar a usos que, de repetidos, se tornan hábitos y costumbres locales. Estos usos, hábitos y costumbres, a su vez, van dando lugar al surgimiento de normas escritas y no escritas, al establecimiento reglas de convivencia social, a la aparición de celebraciones, festividades y tradiciones. A la cultura popular. Así, pues se torna necesario el rescate, la preservación y el resguardo de todos esos elementos que constituyen la identidad y la memoria histórica.
Es ahí donde cobra la mayor importancia la obra de la señora María de la Luz Mayorga, obra ahora ampliada con la aparición de este segundo volumen acerca de Pueblo Viejo. Como en el primero, en ese segundo volumen María de la Luz, estableciendo un contacto directo con sus habitantes, recopila y revela las tradiciones orales y la memoria histórica de esta noble ciudad de la huasteca veracruzana: Pueblo Viejo, Veracruz.
Como bien dice la autora, “decir Pueblo Viejo es decir historia viva, que se crea a cada instante y se recrea en sí misma, que se reconoce como tal”
Contrasto lo dicho por uno de los personajes, en este segundo volumen, con lo escrito por la autora en las contraportadas del primer y el segundo volumen:
—Regresé un día al pueblo donde viví tanto tiempo —dice la autora, en el primer volumen—, a simple vista parecía igual y no lo era. Eran las mismas costumbres, el mismo amor a la tierra, la fidelidad a la laguna…, y dije: Pueblo Viejo es eterno.
—Si, para cuando terminen el libro —dice Don Nicasio, en el segundo volumen— yo no estoy aquí, ahí le dejan un ejemplar a mis hijos. Para que lo que platiqué, lo que viví, lo sepan y lo vean escrito en un libro. Ellos y las siguientes generaciones.
—Su gente —nos dice la autora, en este segundo volumen— es buena, sincera, generosa y sencilla. Ven el futuro con optimismo y te dicen: “no te preocupes: ya todo ha pasado y todo lo que venga también pasará”
Dicho el contraste bien puede darle la razón a la impresión de la autora al regresar y reencontrarse con su pueblo: “Pueblo Viejo no es viejo ni nuevo: es eterno”
Así, si la señorita Guillermina reclamaba enojada, hace tiempo, que si vivíamos en un “Siglo de las Maravillas” porque su calle se llamaba “Callejón sin Nombre”, lo cierto es que hoy se sigue llamando “Callejón sin Nombre”
Pero el relato de Guillermina es también una muestra palpable de la generosidad y de las capacidades de organización vecinal, autogestión y solidaridad de los pueblovejenses. La iniciativa de 10 vecinos hizo posible que, a fuerza de rifas y ventas de antojitos, costearan totalmente la introducción de agua entubada en su barrio. Poco después su constancia les haría ver, también, pavimentación, alumbrado público, centro de salud, escuelas…
Un día un borracho, al que la policía llevaba a la cárcel, pasó enfrente del gobernador y su comitiva y les mentó la madre a todos, parejo. El alcalde aprovecha la situación para decirle al gobernador que eso pasa porque no tienen una alcaldía donde puedan tener, por separado, cárcel, registro civil, oficinas y sala de juntas. Así, con ingenio, con fuerza de voluntad y hasta con la ayuda de algunas mentadas obtienen el reacondicionamiento de la alcaldía.
La narración del paso de villa a la categoría de ciudad es, también toda una muestra prodigiosa, cómica si no fuese trágica, de lo que es la política y la burocracia a la mexicana:
El Tesorero del estado le dice al alcalde que para la villa porque, por ser villa, no hay dinero y le recomienda que le pida al gobernador que, si quiere recursos, que la hagan ciudad. Como el gobernador les dice que, para ser ciudad, les hace falta agua, luz y drenaje, el alcalde pide y obtiene del gobernador el drenaje. Ya con todo eso el alcalde va a la capital del estado, para gestionar ante el líder de la Cámara de Diputados que eleven la villa a la categoría de ciudad. El diputado lo regresa con el gobernador para que éste expida el decreto. Ya con el decreto regresa con el Tesorero del estado para que libere los recursos. Pero el Tesorero del estado lo manda a la capital del país, porque a él de allá le mandan el dinero. Ya en la capital del país el alcalde va a Palacio Nacional y pide audiencia con el presidente de la república. Como no se la dan lo pasan con el hijo del presidente de la república que duda si mandarlos con el secretario de hacienda o con el de programación y presupuesto y termina mandándolo con el tesorero general de la nación. Éste le informa que hace una polla con el dinero que recibe de todo el país, que de la polla el 80% se queda en casa y, del restante 20% salpica un poco para cada estado, así que lo regresa con el tesorero del estado para que le pida que, de la salpicadura que le tocó, le dé una salpicadita a él. Total que no le dan nada y, hasta el siguiente alcalde, comienzan a llegar los recursos. Así fue que la villa se convirtió, oficialmente, en ciudad.
Al principio hablada de historia y heroísmo. Hace pocos años Tampico fue elevado a la categoría de Heroica ciudad, por los hechos de 1829 entre Antonio López de Santa Anna e Isidro Barradas. Así, sin alharacas y en estricta justicia, aunque no se le haya elevado oficialmente, cívica y socialmente se está reconociendo y elevando a Pueblo Viejo a la categoría de heroica por los mismos hechos Porque no menos heroica que la de los tampiqueños fue la participación de los antiguos pobladores pueblovejenses.
Con más de cuatro siglos y medio de fundada, más que Altamira, de donde salió la repoblación, Pueblo Viejo es la cuna primera del actual Tampico. Celebro que, con este par de obras, la autora, María de la Luz Mayorga, rescate la memoria histórica y nos presente la semblanza y la importancia de esa heroica ciudad, Pueblo Viejo, Veracruz, engendradora de esta otra, Tampico, Tamaulipas.

Muchas gracias.
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© Miguel Á. González G.
Tampico, Tamaulipas, México
Marzo 12 de 2009.

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