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jueves, 7 de mayo de 2009

Don Candido Alvarado Cordero (don Cando)


DON CANDIDO ALVARADO CORDERO (don Cando)




Su abuelita doña Francisca Cruz Mora, era conocida cariñosamente como doña Chica, ella era partera empírica, ayudaba mucho en la iglesia de la Purísima Concepción, murió de 102 años de edad, sería mas o menos en el año 79.
La mamá de don Cando era doña María Beatriz Cordero Cruz.
Su padre, era don Isidoro Alvarado González, originario de Ozuluama.
Esta semblanza, es narrada de manera amable por don Candido Alvarado Cordero, que nació en 1938:

Mi abuelita Francisca Cruz Mora (doña Chica) en un principio tuvo un terreno en Llano Grande, y lo sembraba como cualquier hombre hace con su tierra.
Después tuvo otro solar, que se encontraba un poco mas arriba del actual cementerio, y al mirar esas escrituras hechas a mano, fue donde mi di cuenta, de lo siguiente de suma importancia…decía Primer Cuadro del Pueblo, y también decía, Cantón de Ozuluama, porque todo Pueblo Viejo, era Jurisdicción de Ozuluama, así como ahora Pueblo Viejo comprende a Panuco.
Ahí me di cuenta, que esta parte del centro de Pueblo Viejo, era el antiguo cementerio, y el centro del pueblo, era el cementerio actual

Por la calle Carranza y Rivera, existen unas bases o ruinas de “La Jabonera”, la fabrica del jabón “Lirio”, además la Curtidora de Cueros, y esas empresas, fueron a dar a la Isleta Pérez, por donde esta la fabrica de hielo La Libertad”.
Yo le preguntaba a mi abuelita como era antes aquí, y me decía, todo era pura tierra, y opto por sembrar unos pinos.
Cuando se venían los torrenciales, y salíamos nosotros después de llover, veíamos como habían salido de la tierra, las calaveras completas con todo y sus dientes. También salían huesos largos.
Aparecían los ídolos mucho, aparecían en muchas partes de este pueblo, y cuando excavaban para construir las casas, también aparecían.

En la parroquia de madera de aquí, pues mi abuelita era la encargada de la iglesia, y estaba el padre Carlos Cortes y Cortes.
El hizo un Museo, que aun existe en Tampico Alto, y ahí están muchas de las figuras de los ídolos que nos encontrábamos aquí.

Los dueños de los terrenos, donde estaban las construcciones del Cuartel, eran la familia Ferro, del que estaba por la calle Carranza.
Del que estaba por la calle 1922, era la familia Martínez Calleja.

De aquí se pobló a Tampico, junto con Altamira.
Esa Aduana era de Veracruz, porque aquí fue donde existieron las compañías extranjeras.

En el 70 trabajaba como dibujante en una compañía.
Yo estudie bien o mal hasta la secundaria, pero mi cerebro me ha dado lo demás.
He trabajado como dibujante en Tampico, el arquitecto Carlos Luna Pérez me enseño ahí en el gabinete, ahí trabajando, a calcular, a proyectar, pues eso me ha servido de mucho, porque ya después, que nos separamos, porque yo estuve 7 años trabajando ahí, luego entré a unas compañías, la Macaly, y estuve trabajando en Puebla, en Morelos, en carreteras, también en la Presa Las Animas, la del Mante.

Y aquí, en la compañía, estando aquí, fue donde yo trabajé en la compañía, haciendo un levantamiento de un puerto; ese levantamiento de puerto existe en la Secretaría de Marina.

Si nos fijamos en la historia, en aquellos años, por eso le platico lo de la Aduana, la Aduana correspondía al Estado de Veracruz, porque aquí era donde se cargaba el petróleo, que era lo que movían las Compañías extranjeras, cuando desviaron el río abarcó hasta acá, y dejó la Aduana en el Estado de Tamaulipas.

En una foto aérea antigua se observa donde está la Aduana de este lado, y está el río, y pasaba un puente de madera, porque no era tan ancho el río, pasaba un puente de madera hacia Tampico, todo lo que es la Sevillana, los mercados, la Estación de ferrocarriles, toda esa parte de ahí es relleno de un canalito que había, porque si ustedes ven los esterillos de aquí de la laguna, donde esta la Anahuac ,luego hay una canal, otro esterillo, y luego otro canal, y así se viene, hasta la Punta.
Entonces, ahí era un canal que pasaba y estaba la Aduana, pero era Estado de Veracruz.
¿Qué hicieron?
Desviaron ese río por ese canal, y lo que sacaron de ahí, con eso rellenaron y la Aduana quedó pegada a Tampico, pero ahí mismo, en esa fotografía aérea, se ve donde está sacada, y se ve el bordo de acá, con los redondeles de los tanques, por eso les digo, ¡No!, aquí pasó y esto y esto.

Yo quiero platicarles, permítanme que lo haga, lo del Puerto, en ese levantamiento del puerto, según fue recomendado por Lázaro Cárdenas, porque el quiso mucho al pueblo; el ordenó ese puerto, estaba el presidente Luis Echeverría Álvarez, y nos tocó hacer el levantamiento.
Se llevo a cabo todo el levantamiento, el trazo que se hizo, es un puerto muy bonito, está todo muy bonito, porque tiene zonas residenciales y comerciales, y se levantó, y ya nos fuimos para Puebla, y entre Puebla y Morelos, para hacer carreteras, que estábamos haciendo, el Gobierno decía que era para abrir caminos en la Sierra para que sacaran las mercancías y todo lo que necesitaran los campesinos.

Entonces, pues, me llamó la Compañía a México, para hacer la terminación de todos los planos del estudio, entonces, a mí, me tocó terminar todos los planos, en todos los planos estoy firmando yo, y se entregó el trabajo, la Compañía a Marina.

Resulta que en el 74, andábamos allá por la Presa Las Animas.
Vi allá por febrero, que el presidente daba el sí, para hacer el puerto, yo todavía estando allá, me había tocado ayudarle al ingeniero a hacer el cálculo del primer muelle, que era el de la Autlán, y era el primero que se iba a construir.
Pues luego entró Tampico, que el Puerto de Tampico, todavía servía, y que nomás necesitaba limpiar toda la Zona Federal, hacer bodegas para almacenamiento y empezaron a sacar gente, ¡si! de la Zona Federal, y ya, este, dijeron que esa era la solución. ¡Total! No fue la solución.

Nosotros, estando elaborando los planos de ese levantamiento, aquí, se le ocurrió al ingeniero Villandral, preguntarme que ese canal para que lo habían hecho las compañías extranjeras (Canal de Chijol), le expliqué que ese canal lo habían hecho las compañías extranjeras para poder sacar los productos, el petróleo en chalanes, lo sacaban hasta Tuxpan, para que llegara a la capital, y hasta el sur.
Y dijo, ¡pos está bueno! y se me ocurrió a mí decirle, como ve ingeniero, si este canal sirvió para llevar mercancías hasta Tuxpan en tiempo de ciclón, en tiempo malo, se podría continuar, a llevarlo hasta el Río Bravo, entonces dice, oye sí, esta bien, ¡esta bien!.
Entonces, hicimos un trazo del plano para llegar hasta el Río Bravo, por toda la Costa de Tamaulipas, y dibujando yo todo ese trayecto, se encuentra el ingeniero lo que es Altamira, y dice… mira, fíjate que aquí, se puede hacer un puerto también; dijo, vamos a poner aquí un futuro puerto, entonces, mas o menos un esquema para poder decir que ahí, se puede hacer un puerto.

Cuando ya estaba el sí, para hacer el puerto de este lado, y entonces aún vivía el Gral. Lázaro Cárdenas, y que era una fuerza para poder exigir que se hiciera el puerto, pues no se movió nada, y entonces Tamaulipas, empezó a hacer el Puerto de Altamira.
Este puerto que está bien proyectado, bien de todo, no se hizo e hicieron el Puerto de Altamira.

Yo trabajé en la Presidencia de aquí, de Pueblo Viejo, estuve de Juez del Registro Civil, yo nací con el criterio de que no me gustan bienes para mí, sino bienes para la comunidad.
Trabajé en la presidencia en el 59, cuando el presidente municipal de Pueblo Viejo era el Lic. Héctor Sánchez Ponce, que ahorita es Notario Público.

Allá hay un detalle, miren, esa Presidencia Municipal, que ven ustedes ahora, años y felices días que era de guano, ¡óiganlo bien! De varas de otate con lodo.
En el 55 que se vino el ciclón ¡ya! A mi me tocó estar en la parte central, y me recargo en la pared porque estaba el ciclón en ese momento, nosotros nos lo habíamos pasado en la casa de a lado, pero como se le cayó una cocinita, estaba el aire fuertísimo, y había una presión, que no se oía nada de aquí a allí, así de cerca no se oía nada; las mujeres, pues, se alteraron porque había un muchacho que estaba sosteniendo junto conmigo, y como el PLAFON entraba en el muro, y hacía la operación de elevarse con la presión del aire, y sacaba el reboque, y caía, y decía ese muchacho… ¡esto se va a caer! ¡Nombre! No digas nada, ¿Cómo que se va caer?

¡Pues no! Pues alboroto a las señoras. ¡Imagínense!
Mi papá tuvo que el solo estar sacando mujeres y mujeres, y después nos salimos nosotros, y nadie nos quiso ayudar, tuvo que ayudar mi hermano mayor, y este otro, el que vive aquí al lado, ahí para cerrar la casa, ahí con mis tíos; ya nos venimos a la presidencia, entonces les digo, me toca ahí sentarme en una mesa, pero recargado en la pared, ¿verdad?. Pues yo sentía que me aventaba la pared; yo creía que era de piedra, de perdido de aquellos años, porque antes se usaba la piedra ¡pues no! Se viene la inundación y le llega la inundación a la Presidencia Municipal, y le tumba el lodo, y aparecen las varas ahí, ¡esa era la realidad! Entonces descubrimos, que era de guano, eso sí, su techo de teja, ¡ajá!

Entonces, paso el tiempo, en el año 58 que estábamos nosotros, que solo duró un año y medio, porque en el 59 nos dieron línea.
Entonces, andábamos en la política ahí, andaba mi hermano ahí, fué el primero que entró al Registro Civil, el se fué, yo me quedé.
Andábamos en la política, y le decía el licenciado Héctor Sánchez Ponce a su papá, le decía, nosotros, fíjese papá, vamos a arreglar la Presidencia Municipal.
Pasan años y años, y ¡oiga! Si salen centavos es justo que hagan un local y le decía el papá… ¡estás loco! ¿Cómo crees? Esta gente, tantos años que han estado ahí, y no han podido hacer la Presidencia Municipal de material.

El licenciado Héctor Sánchez Ponce decía, nosotros somos nuevos, pero la vamos a hacer, y en menos tiempo, porque no duramos ni los 3 años, por la política.
En ese tiempo, se empezó a construir con un cuñado de él, que era militar, el se llamaba Roberto, era ingeniero, sirvió para proyectar.
En ese entonces con multas, ayudas, yo lo del Registro Civil, así como lo recibía, ¡órale! ¡Ahí está! Y se hizo esa planta baja, en el año 59.
En una administración con menos tiempo, la hicimos. ¡Decían que no podíamos!

Además, cuando se hizo esa escuela, que nos la hizo Lázaro Cárdenas, en el año 38 la empezaron a construir, y durante la administración de Alberto Felizardo la inauguraron.
Y nunca, ¡oiga bien! Pues si yo estudié ahí, pues si no había otra escuela, pero nunca se le hizo una ayuda a esa escuela; ya en los últimos años, cuando nosotros habíamos salido, ya los baños, las ventanas, las rejas, los zaguanes, todo eso ya estaba todo deteriorado.
Optamos también, en ese mismo periodo, en el año 59, el presidente municipal Lic. Héctor Sánchez Ponce se va a México, con López Mateos, que era presidente de México en ese entonces, y le expone el caso, de arreglar esa escuela que durante tantos años, pues desde que se había hecho, ¡póngale para acá nadie le había metido mano! Pues los maestros, que aquí falta pintura, que tu cooperas con esto, y que los padres de familia, con lo otro, y píntale ahí; esa fue la causa del deterioro de esa escuela, si hubiera tenido mantenimiento, no estuviera como estaba.
Ahorita ya le dieron otra mano buena.
¿Qué pasó? Optamos nosotros por hacer eso, y ya fue el allá a México, y ya le dieron el escrito.

Les los voy a platicar, yo tengo conocimiento de todo, yo tengo muchos datos… luego me meto en honduras, lo hago para que no me vengan a sorprender, con mentiras, ahorita se los voy a platicar para que lo sepan.
Estaba el gobernador Quirazco, entonces muy amigo del papá del lic. Héctor Sánchez Ponce, lo quería mucho, porque era compañero de una hija del gobernador, compañero de escuela.
Y estábamos la juventud de aquel entonces, pero la juventud con nuevas ideas, de mejoras para el pueblo. Nosotros éramos muy diferentes ¡ganamos!
Punto. Y quedamos.

Entonces, ¿Cuál es? Bueno, un político llegó al mitin, hizo su mitin, pero entre el mitin dijo: soy nativo de este pueblo, a mí me vieron las gentes ir descalzo hasta la Fuente a traer agua en burro (llaman así al palo que se coloca sobre los hombros), bueno dice,
¡y como no voy a querer a mi pueblo!… yo creo que desde entonces está la promesa del agua, que tenemos suficiente nomás cuando hay ciclones.
Entonces dijo, mi participación que me toca de este municipio, la voy a donar para el progreso del pueblo. Bueno, ¡muy bonito que habló! Pero ganó.
Y al mes que ganó vino, allá a la presidencia vino: yo estaba allá en la Presidencia, y le dice al licenciado Héctor Sánchez Ponce, que nosotros le decimos Tito, porque somos compañeros de edad, y ahí estaba Tito y le dijo.
¿Qué pasó?
- Pues sabes que, pues vengo por mi participación que me toca.
Contesto Tito, ¡oye!, yo no estaba porque andaba en Tampico, pero aquí están estos que te oyeron hablar ahí en el mitin, ¿no dijiste que tu participación la ibas a donar al pueblo para beneficiarlo? Mira lo que estamos haciendo, la Presidencia de material, vamos a arreglar las calles, los caminos de aquí a Tampico Alto, de aquí a la Brecha, de aquí a Mata Redonda. ¡Son cosas que pasan en la política!

Paso el tiempo. Buscaron la forma de cómo destituirlo de la presidencia, al licenciado Héctor Sánchez Ponce. A mi me da risa. Por eso, respeto no les tengo.
¡Tuve la acusación en mis manos!
El licenciado, nos decíamos “cuñao”, mira cuñado, para que veas de lo que me acusan, y empezó a leerlo.
Lo acusaban, ¡fíjense nomás! De fomentar el vicio, ¿Por qué? Porque habían unos antros, con perdón de ustedes, los que llaman burdeles con mujeres y todo eso, en el Humo. Esas eran las acusaciones.
Sabiendo todos en el pueblo, lo que nosotros habíamos hecho de arreglar la presidencia, que nunca lo habían hecho; lo de la escuela, que nunca lo habían hecho, se hizo el camino de Tampico Alto, enchapotado, porque le ayudó el ingeniero Inguanzo.

Les platico eso, porque es bueno que lo sepan, lo acusan de esa parte, resulta que él no puso nada de eso, el que había puesto los antros de vicio siendo presidente municipal, fue don Enrique U. Fernández, quien en esa administración de nosotros, era el Tesorero Municipal, y él fue a Xalapa, a aclarar eso.
-¿Por qué lo acusan de fomentar el vicio? Esos antros de vicio los puse yo.
¡Nomás por ahí! Esas cosas pasaron.

Pero dicen, que no hay bien, que no venga de mal, porque pasó, se fue el licenciado Héctor Sánchez Ponce a México, y allá le dieron 2 demarcaciones el general Cueto, y luego se lo encuentra Reyes Heroles y en el Jurídico le da trabajo, y de ahí se viene a Tampico, pues ya como sub.-jefe del Jurídico, y al año se jubila de Jefe, y sube, así, que, ¡le fue mejor!

Nos despedimos de don Candido Alvarado Cordero, agradeciendo sus atenciones.

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